martes, 31 de marzo de 2009

Interes General

Como siempre, primero que nada muchísimas gracias por sus visitas y sus comentarios, realmente son muy importantes para mi. Quisiera informarles de las dos nuevas secciones(iniciadas hoy):

-"Anécdotas de un Pueblo y su Gente": Son pequeños textos que narran historias de personajes que ya ustedes conocen de mis otras publicaciones. No hace falta leerlos para comprender "Pueblo de Cultos", ya que son tan solo anexos a la trama. La mayoría de los capítulos son autoconclusos. Espero les sean interesante.

-"Para reflexionar unos minutos": Esta sección presenta temas algo controversiales e interesantes para la mayoría. No está relacionada a ninguna otra sección.

¡Espero con ansias sus comentarios y opiniones sobre estas nuevas secciones! Con cariño,


Jesús A. Serrano Z.

Para Reflexionar Unos Minutos: Bebes del Futuro


Hace unos días estaba en la sala de mi casa viendo las noticias cuando presentaron algo que particularmente me llamó la atención: un reporte sobre avances en la genética. Realmente me impresioné al escuchar por primera vez sobre la "preimplantación", una técnica que consiste en un análisis completo de las células de los embriones, en busca de anomalías cromosómicas que podrían desembocar en enfermedades graves. Además permite descubrir qué embriones serán rubios, ojos azules (por ejemplo) y seleccionar solo los embriones que tengan el aspecto deseado. Sin embargo ¿es conveniente suprimir la selección natural?

Existe una línea que separa la manipulación genética con fines curativos de la que busca otros objetivos. En España se presentó hace poco un caso médico basado en un niño de 7 años llamado Andrés Mariscal, un chico que sufría de una enfermedad mortal. Para curarlo era necesario un trasplante de médula de un donante con características específicas, pero no pudieron encontrarlo entre más de diez millones de personas. Es así como nace Javier, un bebé concebido(a través de la implantación) para ser el donante perfecto. Tras la operación, Andrés es un niño sano, y esto se debe a los avances genéticos. Como él, muchas otras personas se han beneficiado.

La Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York realizó recientemente una encuesta sobre el uso de la genética para obtener bebés perfeccionados y entre sus resultados cabe destacar que el 13% usaría la innovadora tecnología para conseguir los hijos más inteligentes y el 10% para seleccionar los embriones que serán más altos al llegar a la adultez. La idea de elegir características por simple capricho es seriamente preocupante.

La ciencia continúa avanzando en busca del desarrollo y de soluciones efectivas para cualquier problema que tengamos. Aún así, es menester regular el uso de sus descubrimientos para evitar catástrofes. Pronto será posible diseñar nuestros hijos, pero "se puede empezar por ahí y sabrá Dios dónde terminaremos".

Otra cuestión inquietante es la siguiente: ¿qué ocurrirá en países como China e India, donde las niñas tienen mucho menos valor que los niños, si se implantase esta técnica? En estas naciones pronto escasearían las mujeres, ya que son consideradas una pesada carga económica (entre otras cosas por las dotes que sus padres tienen que pagar a la familia del futuro esposo). Es evidente que esta técnica evolucionaría en un grave problema social al desestabilizar el balance natural. Es importante que los gobiernos tengan este tipo de consecuencias en consideración, es peligroso jugar a ser dioses, pues no sabemos hasta qué punto podríamos alterar la naturaleza humana.

La Iglesia Católica está totalmente en contra de la preimplantación y todo lo que pueda generar. Según ella, no debemos seleccionar embriones ni modificarlos, pues le restamos valor a la vida y atentamos contra las decisiones de Dios. Sin embargo, es excelente poder erradicar las enfermedades de nuestros bebés aún antes de que nazcan, ¿no prefieren las madres y los padres lo mejor para sus hijos? Es lógico que sea así. No obstante, no debemos decidir más allá de su salud. ¿Y si entre los embriones que desechamos estuviese el científico que consiguiese la cura al cáncer o el sida? ¿Gran parte de la humanidad seguiría sufriendo por un "simple capricho" de tener un hijo ojos verdes? No suena muy justo.

La manipulación genética hace posible tener hijos semejantes a nuestros deseos, pero no siempre deseamos lo que realmente es lo mejor. Es prioritario que las diferentes sociedades, culturas y personas tengan conciencia ética y que se concentren en tomar decisiones correctas para que no se arrepientan en el futuro de haber cometido el error fatal de jugar con la naturaleza.



Jesús A. Serrano Z.

lunes, 30 de marzo de 2009

ANÉCDOTAS DE UN PUEBLO Y SU GENTE: McSerius


Jhony abrió sus grandes y claros ojos. No había dormido nada, pero era normal porque por fin había llegado su cumpleaños. Se levantó a la velocidad del rayo y se asomó en la sala. Allí sus padres le habían dejado una montaña de regalos, como todos los años anteriores. Gran variedad de colores resplandecientes llamaban inmediatamente la atención de aquellos que entraran en esa habitación. Decidido a destrozar las envolturas, corrió hacia sus presentes.

-Alice-decía Jhon a su esposa, allá en su cuarto-, en verdad creo que lo consientes demasiado.
-No, exageras-respondió la hermosa señora McSerius.
-Sí, tal vez tengas razón. Aunque con veinte regalos, veinte niños serían felices...
-Pero nuestro pequeño vale por veinte, o incluso más.
-Eso no lo niego. Bajemos, debe estar abriéndolos ya.
-Lo dudo. Apenas son las 6 AM.
-El año pasado los abrió antes de las 4 AM. Creo que no duerme.
-Cierto. No me sorprendería que esta vez hubiese hecho lo mismo. Antes de bajar, ¿quieres tomar una ducha?
-¿Juntos? Toda la vida.



Jhony casi ni parpadeaba. Estaba muy ocupado en su tarea como para atender sus funciones vitales, como ir al baño. A su izquierda reposaban los obsequios abiertos: carritos, creyones, muñecos de acción, pelotas... Estaba casi todo lo que él había pedido desde meses atrás. Rasgaba papeles con afán, como si su vida dependiera de cuántos regalos abría por minuto (y en su mente así era). Una sonrisa iluminaba su rostro y crecía cada vez más, hasta llegar a lo máximo posible para un niño de su edad.

Levantó la última caja (casi tan grande como él) y arrancó la rojiza envoltura con la fuerza de sus pequeños dientes y de sus frágiles (pero intrépidas) manos. La curiosidad era mayor a lo que podía soportar. Mientras rompía el débil escudo protector del regalo, en su mente se dibujaba en grandes letras rojas la pregunta "¿¡será este!?".



Pasaron más de treinta minutos antes de que Jhon y Alice bajaran a la sala. Cuando llegaron no vieron a su hijo, pero todo lo que se habían esmerado en forrar estaba al descubierto. Se acercaron al montón de juguetes y para mostrarse afecto se tomaron de la mano (como casi siempre hacían desde que se conocieron). Jhony no estaba en ningún lugar de la sala. Rápidamente contaron los presentes, que sumaron exactamente veinte.

-Mi amor-comentó Alice, sorprendida y algo preocupada-, todos están aquí.
-Cálmate- rogó su esposo al notar los nervios en la voz de la joven-. Subamos a su habitación.

La puerta era hermosa, estaba decorada con dibujos trazados y coloreados por el niño. Al alcanzarla notaron que estaba cerrada con llave. El padre la golpeó con sus nudillos. No hubo respuesta. Ambos empezaron a preocuparse.

-¿Bebé?- susurró la atemorizada madre- ¡Abre!
Silencio.
-¡Jhony! ¡Abre pronto!

Alice sollozó levemente, así que su esposo se molestó y forzó la puerta a abrirse. Jhony permanecía sentado en una esquina. Al verlo, la madre se tranquilizó un poco.

-¡Feliz cumpleaños, mi amor!- exclamó la mujer.

El chico no se movió ni dijo nada.

-¿Qué te pasa, hijo?

Jhony rompió a llorar, así que sus padres se acercaron a él y repitieron la pregunta. El cumpleañero se volteó y, con relucientes lágrimas recorriendo sus mejillas, dijo:

-Abrí todos mis regalos y no lo encontré.
-¿Qué cosa?- preguntó Alice.
-Mi hermanito nuevo-declaró el niño y aumentó la fuerza de su llanto.

Los esposos cruzaron miradas y abrazaron a su único hijo.

-No te preocupes, espera unos meses más- comentó Jhon y sonrió a su señora.

Alice rió con gracia y picardía y, al ver la expresión de inocencia e incomprensión de su retoño, le juró:

-Jhony, te amamos muchísimo.
-Mami-respondió con renovada alegría-, yo también los amo muchísimo.





BlackJASZ

domingo, 29 de marzo de 2009

Pueblo de Cultos - Capítulo 9


Clarisse despertó. A su alrededor sólo habían árboles aburridos y maltratados por el tiempo. Se enderezó bajo la tenue luz del sol y fue entonces cuando sintió hambre. Se levantó y caminó hasta la finca, y al no ver a nadie en la cocina entró por la ventana. Era amplia pero ella la conocía como la palma de su mano, pues cada vez tenía más y más hambre. Abrió la alacena y tomó algo que no reconocía. Segundos después cayó al suelo y se rompió en varios trozos, la chica había escuchado a alguien gritar en algún lugar sobre ella:

-¡MALDITO!

Clarisse supo que quien había gritado era el único hombre que había en la casa, el padre de Jhony. Ella se sentía bien al verlo, pues ese sujeto le recordaba a alguien que quiso mucho, mas no sabía a quién, era un recuerdo muy lejano. Por eso le veía siempre. Mientras él comía, mientras él dormía, mientras él se bañaba. Pero en su acecho no había maldad alguna, tan sólo curiosidad y quizás algo más que no podía describir. Salió apresuradamente de la finca, no quería que la encontraran allí, husmeando. Tenía miedo. Se escondió entre los cerdos y observó al hombre en su cuarto. Desde lejos, le notó preocupado por algo y le siguió con la vista hasta que salió de la casa. La pena le hizo correr lejos, esperando que él no le viera. El joven se marchó de Aguas Claras y la chica se adentró nuevamente a la cocina. Sació su necesidad y limpió lo que había ensuciado. Era una mujer buena y dulce.

-¿Clarisse?- preguntó una anciana a sus espaldas, haciendo que se sobresaltara- ¿Qué haces aquí?

La joven dama estaba aterrada. Dio unos pasos hacia atrás, hasta chocar con una pared, y se sentó en el frío suelo.

-¿Qué te sucede preciosa? Estás muy sucia y delgada. Tu padre te estaba buscando desde hace días. Deberías volver a casa, creo que debe estar enfermo porque nadie le ha visto últimamente. Ven, siéntate aquí. Te prepararé algo de comer. Vaya susto que le has dado a Mike.

La chica se levantó y obedeció. No entendía muy bien de qué le estaban hablando pero ya no se encontraba tan nerviosa.

-¿Qué te sucedió? ¿Por qué desapareciste así?

No hubo respuesta, así que dijo:

-Al menos cuéntame cómo te sientes.

Clarisse no respondió eso tampoco. Dennis gruñó y, halándola por las ropas, la hizo levantarse para observarla mejor. Su cabello estaba revuelto y sucio, su hermoso rostro se mostraba manchado, su sutil vestimenta se encontraba rasgada y sus suaves pies se hallaban descalzos, llenos de lodo y polvo.

-Cariño, luces terrible. Anda a darte una ducha, te traeré ropa limpia en un instante.

Dennis estaba preocupada por la muchacha, porque ella solía hablar mucho. La anciana fue a buscar ropa cómoda para la joven, que tomó su baño y comió bien, así que se veía casi tan hermosa y esbelta como siempre. Dusserhoff se sintió satisfecha con eso, así que fue a revisar al niño. Como Jhony dormía tranquilamente decidió llevar a la muchacha a su hogar.

Clarisse iba de la mano de la mujer mayor, al parecer no recordaba dónde vivía. La gente del pueblo la miraba extrañada, algunos incluso se quitaban el sombrero ante su presencia. A Dennis comenzó a asustarle ese comportamiento tan singular, y pensó: "¿qué sucede con la gente hoy?".

Pronto llegaron a donde se dirigían, la casa de los Lacey se alzaba frente a ellas, pero no podían entrar. La policía no lo permitía.

-¿CÓMO QUE NO PODEMOS ENTRAR? ¡Esa es la casa de esta chica!
-Tranquilícese señora- le respondió un oficial-, nadie puede pasar.
-Esto es un abuso. Es ridículo. ¡Exijo el derecho de esta niña para entrar en su hogar!
-Tendrá que disculparnos- le dijo otro hombre-, pero nadie puede entrar aquí.
-¿Y quién demonios es usted para llegar a un pueblo ajeno para imponer reglas absurdas?
-Soy el detective Phillips Harrison. El Estado me envió porque últimamente han sucedido cosas muy extrañas en estas tierras.
-¡Explíquese!-demandó Dennis.
-Hace unos días encontraron a un hombre decapitado en el mercado, al parecer tuvo una muerte singular; la mitad del ganado de muchas fincas fue atacado en una sola noche; este señor se suicidó y revisando sus tierras hemos encontrado un cadáver incompleto...
-¡No es posible! ¡Mike no se pudo haber suicidado!
-Lo lamento mucho señora, pero debe abandonar esta zona.

Dennis comenzó a llorar y Clarisse la abrazó, estaba muy tranquila a pesar de lo que sucedía. Ambas regresaron a Aguas Claras. La deprimida anciana entró en su hogar mientras la inocente joven se despedía con un gesto y se marchaba hacia el bosque. Sus piernas la llevaron directamente a la habitación donde reposaba el niño, Jhon probablemente ya habría regresado con la medicina y hallar sano al pequeño le ayudaría a sentirse mejor. Pero al llegar arriba no le encontró donde le dejó.

-¿Jhony?



Jhon McSerius volvía a la finca. En su rostro había una sonrisa, pues su hijo se curaría pronto y regresarían juntos a su ciudad. Un gemido le hizo preocuparse al entrar. Corrió escalones arriba y entró en su habitación. El miedo le invadió luego.

-Dennis, ¿dónde está mi hijo?

Entre sollozos, y desde el suelo, la anciana respondió:

-No lo sé Jhon, no lo sé...




BlackJASZ

sábado, 28 de marzo de 2009

Pueblo de Cultos - Capítulo 8


Hacía mucho calor, aunque esa temperatura no fuera normal en invierno. Sin hacer mucho caso a este detalle, siguió acercándose a las llamas que buscaba. Eran enormes, fuertes y rebeldes. Aquellos leños ardían como si estuvieran en el mismísimo infierno. Pero eso tampoco era normal, jamás había visto llamas como aquellas. En ellas dormía una fuerza primitiva e incomprensible, pero tampoco eso importó. Al otro lado del fuego había una gran roca con una apertura enorme, lo suficiente para que entrase un adulto común sin necesidad de encorvarse.

-¿No te sientes aterrado?- Le dijo una voz a sus espaldas-. Esto es espantoso.
-Sí- le respondió al hombre-. Es espantoso en verdad, pero debo entrar de todos modos.
-Es cierto Jhon- le respondió el mismo sujeto-. Se hace lo que se debe...
-... porque se puede. Ya lo sé, me lo repites todo el tiempo. Vamos.

Los dos hombres rodearon las llamas y entraron en la apertura. Allí el calor era por lo menos veinte veces mayor. Jhon recordó el último verano en su ciudad y una nostálgica lágrima recorrió su mejilla derecha. Había pasado mucho tiempo desde aquello. Estaba muy oscuro y el aire olía húmedo. A Jhon no le gustaba para nada, mas siguió adentrándose en la boca del lobo. Su compañero emitió un gruñido y dijo:

-Había olvidado esta piedra en el camino. Ahora dobla hacia la izquierda.
-No veo nada.
-Sigue adelante, pronto La verás.

Sus pies no se detuvieron y pronto vio un pequeño destello de “La Luz” y el calor aumentó. Siguieron avanzando. En su pecho una bomba latía cruelmente, haciendo que litros de fuego galoparan en sus venas. Más y más calor a cada paso ¿acaso moriría ahogado por la temperatura? No, Jhon no podía morir, aún no y menos tan cerca del final. En las paredes se podía ver extraños dibujos rojizos, Jhon sabía que los habían hecho con sangre y se estremeció. Por fin había llegado el momento, estaban frente a la entrada de una enorme habitación iluminada por el fuego de una chimenea gigante. Muchas personas miraban fijamente a Jhon. Sus manos empezaron a temblar levemente, así que apartó su vista. Enfocó su atención en algo que colgaba del techo. La ira invadió la mente del que alguna vez fue un tranquilo empresario.

-Llegas justo a tiempo- le dijo una enorme y oscura figura desde lo más alejado de la habitación-. ¡It's showtime!

Su voz era profunda, Jhon no conocía ninguna como aquella, o tal vez sí. McSerius contempló la figura, era a quien más buscaba. Aquel era su Némesis...

-¡MALDITO !-gritó Jhon con todas sus fuerzas, despertando del sueño tan macabro. Estaba en su habitación en la finca.
-¿Te encuentras bien?
-Sí, Dennis. Es sólo que últimamente he tenido demasiadas pesadillas sin sentido.

La anciana le miró extrañada. Jhon la ignoró y contempló a su hijo, que estaba pálido.

-Jhony, te ves muy mal.
-Es que me siento muy mal, papá. Me duele demasiado la cabeza.

El niño se sentó en una silla de antigua madera, que crujió bajo la presión de su poco peso. Se le veía cansado.

-Iré al mercado y conseguiré unas pastillas o algo.
-Yo me quedaré a cuidarlo- dijo la mujer.
-Muchas gracias, señora.

Por primera vez Dennis no corrigió al hombre. Aunque ya comía bien, seguía traumatizada y se negaba a salir de Aguas Claras. 

Jhon salió de la finca y, como siempre, notó cómo se escondía la extraña mujer que todo el tiempo le vigilaba desde lejos.

Media hora más tarde había recorrido casi todo el mercado sin encontrar lo que buscaba. Se desesperaba. El retorno a su ciudad (y a los brazos de su amada Alice) estaba a dos días y su hijo no podría viajar estando enfermo. Se detuvo un momento al escuchar disimuladamente la conversación de dos jóvenes:

-¿Supiste de la muerte de las vacas?
-¿Qué vacas?
- Amanecieron muertas muchas vacas de varias haciendas. ¡Qué extraño!

Recordó que su hijo le comentó que Pequeña había muerto. A su espalda escuchó un silbido, así que volteó y se olvidó de la conversación. Una figura encapuchada le llamaba. Jhon se acercó a quien le buscaba febrilmente (aunque él no lo supiera).

-¿Qué sucede?
-Sé lo que necesitas, sígueme.

Jhon no sabía si hacerle caso, pues era un hombre extraño que ocultaba su rostro y que en pleno día lo llamaba desde un oscuro callejón. Pero finalmente se decidió a seguirlo. Los McSerius eran demasiado curiosos. Tras cruzar una calle llegaron a un puesto de venta minúsculo y la figura decidió mostrar su tez. Tan sólo era un anciano. Había algo familiar en su rostro, pero Jhon no le dio importancia.

-Toma este frasco. Lo necesitarás. Jhony está grave, ¿no?
-¿Cómo demonios sabe eso, anciano?

El individuo se limitó a sonreír. McSerius tomó el envase que le ofrecían. Era muy pequeño y estaba muy caliente.

-¿Quién es usted?
-Un anciano que consiguió lo que buscaba poco antes de que su vida terminara.
-No le comprendo.
-No importa. No me hagas caso, estoy loco.
-Está bien, muchas gracias- Jhon arqueó una ceja y se dispuso a regresar al mercado.
-Espera McSerius. Me llaman "Serpiente de Plata".
-Un placer. Adiós.

El viejo sonrió nuevamente y volvió a esconder su rostro. Jhon regresó a la entrada del callejón. Miró el frasco y pensó: "¿Qué fue todo eso? ¿Serpiente de Plata? Anciano loco". Alzó la vista y encontró un bodeguero.

-¿Señor, vende jarabes para el dolor de cabeza?
-¿Es para usted?
-Para un niño.
-Sí, claro.

Los jóvenes discutían en ese momento sobre un tal Mike Lacey que se suicidó ahorcándose con una cuerda. ¿Mike? Le pareció haber oído ese nombre antes. Pensó en que no sería nadie importante porque no podía recordarlo.

Jhon McSerius volvió a Aguas Claras apresuradamente. Al entrar en la finca, escuchó a alguien gemir en su habitación. Dennis estaba acostada en el suelo, llorando con mucha fuerza...





BlackJASZ

jueves, 19 de marzo de 2009

Proxima Publicacion! - Interes General

Lamento informarles que por razones mayores no he podido publicar. Sin embargo, les anuncio que habra una nueva actualizacion el SABADO 28/03/09. Además, a partir de esa fecha este blog será un poco más abierto y espero tenerle unas cuantas demostraciones de eso para inicios de la proxima semana. Con cariño,
Jesus A. Serrano

Interes General

Ocioso? Recomiendo una pagina nueva, se que mejorará cada vez más! Entra a una web amiga:

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martes, 17 de marzo de 2009

Para mis queridos lectores 4

Muchisimas gracias a aquellos que han leido mi historia y q piensan seguirla hasta el final, es realmente importante para mi. Lamento informarles que estare muy ocupado, por lo tanto la proxima actualizacion sera el jueves entre las 6 y las 10 de la noche. Con cariño
Jesus A. Serrano

lunes, 16 de marzo de 2009

Pueblo de Cultos - Capítulo 7


Estaba amaneciendo y todos en Aguas Claras seguían en sus calientes y confortables camas. Aquella mañana nadie sentía ganas de trabajar, y era lógico después de lo que habían visto el día anterior. Jhony se sentía extraño, porque en realidad ya se había acostumbrando a ordeñar el ganado junto a la señora Dennis. Decidió continuar con el hábito, tan sólo para olvidarse de sus pensamientos.

Fue directo hacia Fuchis, su vaca favorita (porque incluso tenía una vaca favorita). De alguna manera le recordaba a su madre, quizás porque el nombre le sonaba a una loca. Ya no pensaba en nada, como se lo había previsto. ¿Que habría dicho Alice si lo hubiese visto trabajando en algo como eso? No le importó mucho, así que siguió con su oficio. Ordeñaba a Cariñosa, aunque ese nombre no le quedaba nada bien. Recordó la primera vez que la vio, aquel animal le observó con furia y le persiguió por todo el establo, hasta que Dennis logró calmarla. Apenas llevaba medio balde de leche cuando algo lo desconcentró. Escuchó un ruido, pero no consiguió reconocer su origen. Se puso de pie y buscó con la mirada la causa, mas no vio a nada ni a nadie. Se agachó y trató de enfocarse en Pequeña, pero no la encontró por ninguna parte. Salió a buscarla en los corrales.

-¿Pequeña?-la llamaba-. ¿Pequeña, dónde andas?

El gran animal no aparecía por ningún lado. Pero eso no era lo único que le preocupaba al chico. Se sentía vigilado, como sus héroes favoritos en las historias que su madre le solía relatar.

-¿Pequeña? ¡Me van a armar un lío de los grandes si no te encuentro! ¡Pequeña!

Bajo la presión (psicológica), comenzó a correr y a sudar. Empezaba a desesperarse. En su mente se dibujaba una anciana demacrada que le regañaba mientras lloraba por sus pérdidas. Pequeña era la vaca favorita de Dennis y había desaparecido, y seguro le culparían a él.

-¡Aparece por favor!

Un ruido opaco, como de algo que cae en el pasto, hizo que Jhony entrara en pánico, pero un suave silbido le llamó. El niño volteó y cruzó su vista con una mujer hermosa. Ella debía tener más o menos la misma edad que Alice. Su cuerpo salió desde atrás del árbol que le escondía. Era preciosa y esbelta, casi tanto como su madre. Ella le hizo señas para que le siguiera. El joven McSerius se le acercó y juntos cruzaron media finca. Cuando llegaron al riachuelo de Aguas Claras, Jhony pudo distinguir a Pequeña al otro lado, muerta.

-¡No!-exclamó el muchacho. Para la corta edad que tenía, ver a una vaca muerta era como ver a una hoja caída-. Ahora sí que me van a matar.

La mujer no sonreía, pero tampoco se veía algún tipo de incomodidad en su rostro. O al menos eso creyó el niño.

-¿Tú estabas vigilándome hace un rato?

Algo sonrojada, le respondió con un leve movimiento de cabeza que sí. Jhony y Clarisse se observaron el uno al otro.

-¿Eres muda? ¿Qué haces por aquí? ¿Viniste a visitar a Dennis? Ella no se siente bien hoy. Vuelve mañana, seguro que estará mejor.

La mujer sonrió y se adentró velozmente en los árboles que estaban a sus espaldas. El chico se quedó desconcertado, pero no era momento para eso, así que se encaminó hacia la casa.

-¡Papá!- le llamó- Una de las vacas murió... ¡Yo no fui!
-¿Qué? Creo que no es un buen momento para hablar de eso, hijo. Toma, llévale algo de comida a Dennis y no te vayas de su habitación hasta que se alimente aunque sea un poco.

El pequeño corrió con la comida y su padre supo que en realidad no saldría de la habitación de la anciana en un tiempo, hasta que ella se terminara todo. Más tranquilo por fin, fue a descansar un rato más. Su cama era muy cómoda y eso era todo lo que él necesitaba en aquel momento, así que cayó en lo profundo del mundo de los sueños:

Jhon caminaba a tientas en un cuarto que parecía interminablemente oscuro. Como si él la hubiera llamado, una luz se encendió a lo lejos. Una figura se interponía entre él y la amable luz, una silueta hermosa. Se aproximó a aquel cuerpo de dama, dispuesto a quejarse por su intromisión, pero ella se alejaba más y más. Jhon se molestó y corrió furiosamente hasta que se aproximó a su meta. Sus piernas eran preciosas; sus caderas, tentadoras; un abdomen plano y desnudo; un busto perfecto; un cuello delicado... Pero no podía ver el rostro.

-¿Alice?- La llamó en sus sueños- ¿Dónde estamos?

Ella no contestó, así que él se le acercó aún más, quería ver sus azules ojos, aquellos que tanto extrañaba...

Fuera de su mente, una mujer sigilosa se había asomado en su ventana. Minutos antes, había entrado en su habitación para contemplarle de cerca. Tenía unas facciones hermosas y ella no pudo resistirse a tocarlas. Sus suaves manos rozaron aquella áspera barba. Jhon se movió un poco, estremeciendo a la joven. Acercó lentamente sus labios a los de él, aquel hombre le recordaba a alguien, pero ¿a quién? Jhon se movió violentamente, así que Clarisse huyó de la finca.

-¡Alice! -gritó él, fuertemente. Se tanteo la cara, le estaba sudando. Vio a su alrededor y se calmó, así que intentó recordar... En ese momento su hijo entró y le preguntó:
-¿Qué pasó? ¿Por qué llamas a mamá?
-Hijo, simplemente soñé con ella. ¡La extraño tanto!- Entonces fue cuando recordó: Se había acercado a ella para verle los ojos, pero su rostro estaba muerto, verde y totalmente demacrado por el tiempo. Su boca estaba abierta y torcida hacia un lado y sus ojos habían desaparecido, dejando solo las cuencas-. ¿Qué demonios habrá sido todo eso?
-¿Qué cosa, papá?
-Nada Jhony, nada...



Un hombre desesperanzado había llorado tanto que se le habían secado las lágrimas. Volvió a su hogar y ató su cuello con una soga, la soga de los muertos...




BlackJASZ

domingo, 15 de marzo de 2009

Pueblo de Cultos - Capítulo 6


El mercado estaba abarrotado. El pequeño Jhony se quejaba a viva voz del imaginario dolor en sus manos, causado por ordeñar vacas durante una semana sin descanso. Hacía mucho frío así que el sol era bienvenido en el pueblo. Las ventas se le daban muy bien a Dennis, sabía manipular a otros vendedores y compradores, así que sus acompañantes eran siempre innecesarios. De hecho a veces eran un estorbo para ella, esos citadinos consentidos no hacían más que pasear y ver qué podían comprar, en vez de usar ese dinero para conseguir alimentos o un bien-merecido regalo para una dama tan "encantadora y cariñosa", pensaba Dennis...




Ya se les agotaba el tiempo de vacaciones, y no habían vuelto a ver a aquel extraño vendedor y su mercancía. A pesar de los comentarios de la anciana, habían decidido comprarle a Alice aquella salamandra tan inusual. Padre e hijo quedaron impresionados con aquel extravagante artículo y no habían dejado de pensar en él. Sin embargo, aunque no lo volvieron a ver y recordaban que había dicho que estaba de paso, no perdían la esperanza de encontrarlo nuevamente.



Un hombre mayor se les acercó mientras compraban sal. En sus ojos tenía marcado un miedo intenso. Viéndolo agitado, Dennis le preguntó:

-¿Mike? ¿Qué demonios te sucedió? Te ves muy mal.
-Amiga, no encuentro a Clarisse. Esta mañana la llamé y no apareció por ninguna parte.
-¿No estará en casa de Kurt?
-¿Kurt? No, sabrá Dios a dónde se habrá ido ese idiota.
-No le digas así a tu yerno, es un buen muchacho.
-Lo que tú digas. ¿Has visto a mi hija o no?
-No, no la he visto en muchos días.
-¡Demonios! ¡Qué desperdicio de tiempo!

Y entonces aquel hombre se marchó, veloz como un rayo. El trío siguió tranquilamente con sus ocupaciones.



Media hora más tarde, se encontraron con un tumulto. La curiosidad les venció y se acercaron a ver qué sucedía. La gente se había juntado alrededor del puesto de venta de carnes. A empujones, Dennis, Jhon y su hijo llegaron hasta la primera fila, pero lo que vieron no fue agradable. El buen padre cubrió los ojos de su pequeño antes de que pudiese ver, pues frente a ellos se encontraba el cadáver de un hombre que conocían: Albert, quien amablemente ayudaba a cosechar en Aguas Claras, yacía en el puesto de venta como si fuera parte de la mercancía. Sus pies estaban atados a una viga del techo, sus brazos pendían libremente (con los dedos hacia el suelo) y su cuello goteaba sangre. Su cuerpo no presentaba cabeza. Aterrados, se salieron del tumulto.



Minutos después ninguno de ellos había dicho nada. Dennis, que era una mujer con mucha fuerza de voluntad y autocontrol, derramó una silenciosa lágrima. El pequeño niño le dio un abrazo para consolarla. Jhon alzó la vista y observó cómo una muchacha se escondía de su mirada. Era una chica hermosa y él no pudo ignorar ese detalle, le recordó a su esposa. El grupo ya no tenía intención de seguir en el mercado, así que regresaron a la finca.



La anciana mujer se encerró en su habitación y no la vieron ni en el almuerzo ni en la cena. El pequeño chico sintió mucha pena por ella, así que fue a visitarla en su encierro. Le llevó algo de comida y unas flores que le había recogido, pero Dennis se rehusó a mostrar su rostro. Aquella mujer realmente apreciaba a su ayudante, con quien compartía una íntima amistad y quizás algo más que eso... Después de tantos años juntos, y todo lo que habían vivido...



Jhon estaba muy fatigado, así que fue a tomar una ducha al aire libre, como hacían muchos en el campo. Poco después se agachó a recoger el jabón y al levantarse notó que a lo lejos una joven le acechaba desde detrás de una enorme roca. Siguió tomando su ducha, pero discretamente la veía tanto como podía, le intrigaba mucho. Pronto notó que era la misma que lo observaba en el mercado. Terminó de ducharse, se cubrió con una toalla y fue a buscar a la tímida muchacha, pero ella corrió hasta adentrarse entre espesos árboles, saliendo de su vista. El hombre regresó a la casa y continuó con su rutina, pero ya no sólo pensaba en su esposa y en la salamandra, sino también en aquella curiosa chica. En cuanto a ésta última, no sabía qué sentimiento predominaba: si curiosidad, interés o miedo.



Horas más tardes una oscura figura corría entre los árboles, buscando su presa con frenesí...








BlackJASZ

sábado, 14 de marzo de 2009

Para mis queridos lectores 3

Queridos lectores muchas gracias por todo. Queria decirles que tengo suerte asi que consegui un monitor temporal, por lo tanto mañana subire un nuevo capitulo de Pueblo de Cultos(si nada se interpone, claro jajaja). Nuevamente gracias, y hasta pronto(espero).

viernes, 13 de marzo de 2009

Para mis queridos lectores 2

Amigos: gracias por sus comentarios, su atencion y su tiempo. Lamento informarles que se daño el monitor de mi computador, por lo tanto no habran publicaciones por un tiempo. Muchas gracias y disculpen.

Pueblo de Cultos - Capítulo 5


Habían pasado tres días. El cielo se tintaba de rojo pues apenas estaba saliendo el sol. Una anciana cansada y un niño consentido (aunque ya no tanto) ordeñaban las vacas de la finca Aguas Claras. Desde aquel establo, ubicado en la parte más alta de esas tierras, se podía ver a todo el pueblo a lo lejos. Para Jhony esa vista sólo era una tortura que le provocaba volver a su hogar. ¿Qué clase de vacaciones eran aquellas, y porqué su padre podía dormir mientras él madrugaba para extraer leche de unas vacas viejas y feas?

El campo rojizo cobraba vida y alegría, volviéndose cada vez más verde. Un amigo de Dennis recogía las cosechas afuera. A pesar del frío que hacía sudaba arduamente mientras arrancaba coloridas zanahorias de la fértil tierra en la que crecían. A sus pies descansaba un cesto cargado de frutas y hortalizas maduras, que luego tendrían que llevar al mercado del pueblo para venderlas a un precio nada razonable. Tomaba tiempo sembrar una planta, regarla, cuidarla día tras día y recoger sus frutos para prácticamente regalarlos. El trabajo en el campo era duro, y eso pronto lo aprendería aquel niño. Sí, un hijo de la ciudad como él no sabía lo que en verdad significaba sudarse la frente para ganarse la vida, cubrirse las manos de heridas para poner comida en su mesa y alimentar a su familia... No, no sabía nada de aquello.

La luz del sol iluminó el deteriorado rostro de Dennis. Era hora de pensar en el desayuno, ya seguiría extorsionando a aquel malcriado luego de llenarse las tripas.

Jhon dormía pesadamente, pero aquella maravilla no duraba demasiado. La anciana mujer entraba en su cuarto muy temprano y con lujuriosos ojos le contemplaba unos minutos. Cuando se sentía dominada por el deseo recordaba que su juventud y belleza habían terminado hacía muchos años, así que se limitaba a despertar al hombre tocando su puerta. Entonces él bajaba a ayudar un poco en la cocina. Tan bueno que era tener a un hombre guapo, fuerte y considerado en la casa...

-Papá, ya estoy cansado de ordeñar vacas.
-Bien merecido lo tienes. Además un poco de ejercicio matutino para un chico de tu edad no es nada malo.
-¿Un poco de ejercicio?-se fijó en que Dennis estuviera lejos y continuó con su queja- ¡Esa vieja loca no hace más que verme ordeñar a aquel montón de vacas! ¡Son muchas por cierto! ¿Por qué no me ayudas, papá? Tú dijiste que no estaría mal hacer un poco de ejercicio.
-Lo que sucede es que...
-Ya cállense y coman rápido -interrumpió Dennis, salvando a Jhon de dar una explicación que aún no inventaba-. ¿Recogiste suficiente hoy, Albert?
-Así es -respondió el amigo de la anciana-. Recogí mucho, de hecho.
-Excelente, en una hora iremos a venderlos.
-¿Ese plan no me incluye, verdad? -preguntó el chico.
-¿Tú qué crees? Ustedes deben ir también para que las ventas se hagan más rápido y podamos comprar más temprano todo lo que nos hace falta.

Padre e hijo suspiraron. Tan sólo querían descansar, pues a eso habían ido al campo. Dennis era grandiosa, ni siquiera les cobraba por la estancia en la finca, pero con aquella dura mirada, todos los días les obligaba a trabajar.

Una vez pasada la hora, el grupo se encontraba en marcha hacia el mercado del pueblo. La gente del campo se conocía entre ellos, así que miraban con ojos extrañados a los McSerius. Los citadinos se sorprendían por la cantidad de objetos extraños y de dudoso origen que se ofrecían en aquel pueblo. Ambos creían que esa gente sólo vendía y compraba productos agrícolas, pero estaban muy equivocados. Pronto Jhony encontró algo muy interesante y se quedó en el puesto de venta observándolo. Unos minutos después la anciana se percató de su ausencia.

-¿Y el muchacho?-preguntó Dennis.
-¿Jhony? -le llamó su padre algo asustado- ¿Dónde diablos se metió ese niño?

Al devolverse lo encontraron frente a uno de los puestos más extraños que había en el mercado entero. Jhon y Jhony miraron atónitos los estantes. En uno de ellos se mostraban curiosos juguetes, uno en particular tenía forma de una salamandra de cuerpo negro y ojos dorados. Aquellos ojos eran muy llamativos, de hecho, era difícil dejar de verlos. Sobre el lomo de la salamandra había extraños dibujos plateados y palabras aparentemente indescifrables. Padre e hijo se acercaron lentamente a aquel juguete tan peculiar. El vendedor sonreía. En él se escondía algo macabro. Era como ver sonreír a un asesino que no se arrepentía de haber degollado a su madre, pero al parecer sólo Dennis notaba ese detalle.

-¿Les gusta mucho, cierto?- preguntó el vendedor.
-Así es- respondió Jhon, sin dejar de contemplar la pieza-. ¿Qué es? ¿Y cuál es su precio? Estoy seguro de que a Alice le encantaría.
-Es una figura muy antigua. Se dice que tiene propiedades increíbles. Nadie sabe exactamente cuál es su procedencia, ni cómo tiene esos poderes que cuentan los rumores. El precio es negociable, estoy en este pueblo solo de paso.
-No, gracias- declaró Dennis determinada-. No estamos interesados en su producto.

Tomó de un brazo a los hombres y se los llevó de allí. Ellos protestaron por su actitud, pero ella les respondía que aquel no era un vendedor corriente.

-Esos artículos son oscuros. Jamás había visto cosas como esas en este pueblo...

La tarde pasó y ellos cumplieron con sus diligencias, mas no dejaron de pensar en aquella extraña salamandra. Aquella noche padre e hijo soñaron con aquel juguete tan singular.




Bajo la luz de la luna se ocultan muchas cosas. La noche cubre fácilmente la maldad de las personas en un pueblo como aquel. Mike Lacey aprovechó aquella oscuridad para enterrar los restos de un cuerpo incompleto en una tierra poco frecuentada a esas horas. La gente del pueblo nunca supo porqué el esposo de Clarisse "huyó" de aquellas tierras para siempre. Y la pobre chica no volvió a ser la misma.



A pocos kilómetros de aquella clandestina sepultura un hombre huía de una oscura figura, un ente que representaba todos sus miedos...






BlackJASZ

miércoles, 11 de marzo de 2009

Pueblo de Cultos - Capítulo 4


Lo que veía era horrible. El hedor obligó a la joven a retroceder unos pasos, a pesar de que quería ver si conocía a la desgraciada víctima. Sus ojos recorrieron ferozmente el lugar hasta que por fin vio algo que se le hizo familiar, entonces gritó con todas sus fuerzas, pues su corazón estaba herido.

Un impactante alarido hizo a Mike Lacey reaccionar: su hija Clarisse debía encontrarse en peligro. Su instinto de padre le llevó a tomar su lustrosa escopeta y correr hacia el establo, que alguna vez perteneció a su colega Morrison. Probablemente, pensaba él, alguna bestia hambrienta habrá visto apetitosa a su pequeña e inocente niña (de veinticinco años).

Allí estaba ella, echada sobre el áspero monte de aquella zona abandonada. Su cuerpo temblaba febrilmente, como presa de terribles convulsiones. El hombre se acercó lentamente a ella para no asustarla, escuchando atentamente sus débiles sollozos y sus deprimentes gemidos.

-Tranquila preciosa- susurró suavemente-, papá está aquí. ¿Qué te suced...

No terminó aquella frase. Incluso bajo la pálida luz de la luna llena pudo notar que su hija estaba cubierta de sangre. Fue entonces cuando se acercó desesperadamente a ella y se percató de que llevaba algo sanguinolento en sus bellas manos. Sus oscuros ojos intentaron asomarse en los de Clarisse, pero la chica no dejaba de observar el pequeño bulto que tenía aferrado. Comenzó a mecerse infantilmente, sumergida en una emoción que no podía digerir.

-¿Clarisse? ¡Reacciona hija! ¡Por favor!

Sacudió a la muchacha, pero no consiguió nada. Mike desvió su mirada hacia el establo. Había oscurecido tanto que sólo podía asegurar que sus puertas estaban abiertas de par en par, aunque no entendía porqué. Algo ahí adentro lo llamó por su nombre(o eso imaginó él), algo tenebroso y oscuro. La escopeta se sentía pesada e inútil ante la fulminante y desconocida oscuridad, aún así la abrazó con determinación y se adentró en aquel sitio. El silencio lo envolvió rápidamente. Sabía que tenía algo espantoso ante él, algo aún invisible, y esa idea comenzó a comerlo por dentro. Sus pupilas se dilataron lentamente, permitiéndole apreciar las sombras de una muerte misteriosa y dolorosa. El cuerpo de una persona estaba esparcido a lo largo y ancho de las paredes, lo cual le ofreció a Mike una vista y un hedor que no olvidaría jamás. Se acercó en busca de un rostro que le revelara la identidad del desafortunado ser. No encontró lo que buscaba. Dio media vuelta y se dirigió nuevamente hacia su hija, huyendo del aura de aquel lugar, ya que le causaba un punzante dolor indescriptible. 


Clarisse seguía meciéndose, y en sus brazos aún llevaba aquel bulto ensangrentado. Mike se acercó lentamente al paquete hasta que pudo descubrir lo que en verdad era. Clarisse cargaba en sus manos el pañuelo bordado que le había regalado a su esposo la noche de su matrimonio. Su padre la abrazó y ella respondió gritando más fuerte que nunca.




Allá en Aguas Claras un niño preguntó:

- Papa, ¿aquí hay lobos?
-No. ¿Por qué?
-Por nada, creí haber oído aullar a uno.








BlackJASZ

lunes, 9 de marzo de 2009

Para mis queridos lectores

Primero que nada muchisimas gracias para todos aquellos que me han regalado algo de su tiempo.
Bueno publico este artículo para informarles que trataré de publicar diariamente(si la universidad me lo permite claro jajaja). Si por alguna razon debo romper este sistema, les avisaré por este mismo medio. Mañana,, por ejemplo se me hará imposible actualizar la pagina, pues voy a un concierto y se me ha llenado el horario, por lo tanto el proximo capitulo saldrá el miercoles. Mis disculpas por ello.
Por ahora me despido, dando las gracias nuevamente.

Jesús A. Serrano

Pueblo de Cultos - Capítulo 3


Por fin habían llegado a la finca, donde alquilarían una habitación durante dos semanas(aunque en realidad no les cobrarían nada), o al menos ese era el plan en aquel entonces. 

Jhony se mostraba aburrido y cansado, así que su padre le propuso dormir unas horas tras la comida e ir luego a dar un corto paseo por la zona.

La dueña de la finca “Aguas Claras” era una señora mayor llamaba Dennis Dusserhoff. Jhon no preguntó, pero estaba seguro de que no era nacida en aquel país. La mujer aceptó la idea de alquilarles una habitación e inmediatamente les impuso normas.

-Si sale, debe volver a la finca antes de las 10 de la noche, pues a esa hora cierro todo con llave; el desayuno se sirve a las 5 de la mañana...
-¿A las 5 de la mañana?- interrumpió el niño- ¡A esa hora estoy durmiendo!
-No interrumpas muchacho- le regañó Dennis-. El almuerzo es a la 1.00 PM y la cena a las 6.00 PM. Tras cada comida deberán lavar los platos que hayan ensuciado. Y el pequeño debería ayudarme a ordeñar el ganado, si a usted no le importa claro.
-¿Ordeñar?- Se quejó Jhony-. ¡Qué fastidio!
-La verdad, no me parece mala idea hijo. Quizás te parezca divertido después de que lo intentes. Incluso yo podría probarlo, dicen que es tranquilizante. ¿A qué hora sería eso, señora Dennis?
-Señorita- corrigió con una sonrisa algo macabra en su boca, los otros respondieron al comentario con rostros sorprendidos, y el de Jhon, además, se mostró preocupado-. Sería a eso de las 4:30 AM.
-¡Ay, no!- susurró Jhony para el cuello de su camisa.
-Bueno- respondió el hombre a la anciana, aunque ya había desechado la idea después de oír la hora en que tendría que trabajar en sus vacaciones, y pensar hacerlo con una mujer que le miraba extrañamente no lo hacía más tentador-, lo tendré en cuenta.
-Muy bien- aceptó la mujer-. Ahora, si me disculpan voy a darme una ducha en el baño de mi habitación, arriba a la derecha. Dejaré la puerta abierta por si necesitas algo...

Padre e hijo cruzaron miradas aterradas ante la idea, aunque sólo Jhon había entendido el verdadero mensaje de aquellas últimas palabras de la señora Dennis, o señorita, o lo que fuera.

Tras el almuerzo, Jhon se había acostado en su lecho campestre para descansar dos o tres horas y el pequeño niño, intrépido y atrevido, decidió ir a dar un paseo por los corrales. Era una finca enorme y en ella pudo encontrar vacas y toros, caballos y yeguas, gallinas y gallos, patos, gansos, pavos, cerdos... Una amplia variedad de animales de criadero.

No había pasado una hora, cuando el hombre tuvo que despertar a causa de los gritos desesperados de Jhony, que llenaban las paredes de su habitación.

-¡Jhony!- le gritó desde la ventana- ¿Qué demonios estás haciendo?

El niño estaba montado en el lomo del cerdo más grande que había en toda la finca. El desdichado animal daba vueltas a lo largo y ancho de su amplio corral, buscando quitarse al malévolo crío de encima. Saltaba, giraba y corría, pero el endemoniado chico seguía abrazándole el cuello fuertemente.

-¡Bájate rápido antes de que le hagas daño a mi pobre Tuttie!- La anciana había salido de la casa y corría desaforadamente hacia el jinete infantil. Pero no alcanzaba a ayudar a su animal amado-. ¿Quién te dijo que tenías permiso para hacer esto, pequeñajo?

Jhon bajó al corral lo más rápido que pudo. Entre los dos consiguieron calmar al cerdo antes de que la situación empeorara aún más. Tuttie era una bestia gigante, McSerius jamás había visto una puerca tan grande en su vida. Tras recuperar el aliento y pedir disculpas a Dennis por lo ocurrido, Jhon meditó sobre el castigo y sentenció:

-Para demostrar lo arrepentido que estás, vas a empezar a ordeñar las vacas todas las veces que la señora Dennis te lo pida.
-Señorita- dijo ella.
-¡No!- Se quejó el niño-. ¡Por favor, papá!
-No soy tu madre, no vas a convencerme tan fácilmente. Trabajarás como puedas, empezando mañana si es posible.
-¡Claro que es posible! Mañana mismo me ayudarás a trabajar, pequeño.- Y una malvada sonrisa volvió a dibujarse en sus labios.

Y así Jhony comenzó a quejarse de sus vacaciones, que serían realmente cortas.



En un lugar no muy lejos de Aguas Claras, una mujer observaba la imagen más aterradora y espantosa que sus ojos habían captado desde que vio morir a su hermana menor bajo las ruedas de un tractor enorme: el cadáver de un hombre y su sangre tapizaban salvajemente las paredes, techo y suelo de un silencioso establo, abandonado hasta ese entonces...




BlackJASZ
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