lunes, 26 de diciembre de 2011

ANÉCDOTAS DE UN PUEBLO Y SU GENTE: Obelisco "El Atormentador"

El convento entero entró en crisis cuando vio llegar desde lejos a Zauber "El Poderoso".  Los más valientes decidieron dar la cara, los demás se escondieron, sensatamente.

La noche caía, y a medida que oscurecía se veía al conocido brujo cabalgar sobre su enorme caballo, Enaltecer, seguido de cerca por su perro, Prestigiar. Ambas, bestias impresionantes de negro pelaje. Pronto llegaron ante la lujosa entrada.


Zauber descendió de Prestigiar y miró las grandes puertas blancas, sonriente, luego golpeó con sus nudillos, llamando. Los anfitriones abrieron y, temerosos, le invitaron a pasar.


El Poderoso avanzó con pasos decididos, mientras los demás observaban cuidadosamente su aspecto. Zauber era un sujeto alto y bien parecido, de piel blanca y ojos grises. Sus cabellos y barbas eran cortos y amarillos. Su nobleza y su carisma saltaban a la vista. Vestía un traje de gruesa tela negra, imponente, ajustado a su talla y resistente. A medida que caminaba, su larga capa negra acariciaba la tierra, limpiando suavemente sus huellas. Sonreía con grandeza, aun estando tan cansado como lo estaba.


En su espalda llevaba aquella lanza tan poderosa y mortífera, cuyo mango estaba repleto de extraños símbolos. Aquella pieza era tan famosa y reconocida como él mismo, e incluso mucho más, pues había sido ansiada por muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia, aunque muy pocos habían alcanzado a tenerla en sus manos. Zauber, la portaba orgulloso y confiado a la vista de todos, para que la siguieran ansiando, y a la vez le temieran.


En cada mano relucía un anillo dorado, consistente en una gran pieza brillante que presentaba muescas a su alrededor. En su cuello colgaba un impactante collar de color verde. Y, sobresaliendo de un bolsillo, se podía ver su famosa vara adivinatoria.


Una vez dentro, se inclinó para saludar a los monjes que le recibían y luego dijo con voz tenue y firme:


-Gracias por su hospitalidad. Espero no les moleste mi presencia, ni la de mis fieles compañeros. Ellos son Enaltecer y Prestigiar.


El caballo entró, seguido del perro. Se detuvieron junto a su amo, que siguió hablando:


-Vamos muchachos, ¿dónde están sus modales?


Las bestias escucharon a Zauber y, acto seguido, inclinaron su cabezas en señal de saludo hacia los monjes. El Poderoso sonrió ampliamente y se inclinó también, luego observó a sus anfitriones, que, nerviosos, se apresuraron a imitar el gesto.


-¡Bienvenidos sean- exclamó el más anciano de los residentes-! Éste es nuestro humilde convento. Siéntanse como en casa. El hermano Jonas los guiará a sus aposentos.

-Gracias, compañero- dijo el recién llegado, al tiempo que se volvía a inclinar, junto con sus animales. Sonreía, burlándose del hombre que llamaba "humilde" al convento más rico que debía haber en todo el país.


Un hombre delgado, de poca estatura se apresuró a estrechar la mano de El Poderoso, diciéndole:


-Mucho gusto. Por favor síganme.


La noche había caído, y estaba muy oscuro, pero aun así Zauber pudo apreciar la arquitectura que había dado vida a aquel lugar. El gran patio, el claustro, estaba muy bien cuidado, cubierto por diversas plantas y flores a lo largo del hermoso pasto. Las blancas paredes eran altas y daban una sensación de regocijo. Esculturas y relieves adornaban por doquier. Los vitrales que tenían las grandes ventanas resultaban soberbias piezas artísticas. Y, al fondo se veía la gran iglesia, con su magnífica capilla. Viendo su belleza, Zauber preguntó, admirado:


-Señor Jonas, ¿este convento recibe muchas visitas?

-Así es. Diariamente muchos fieles y creyentes se acercan, movidos por la fe, la esperanza en sus corazones.

-¿Es cierto eso? ¿Aun cuando este lugar está tan apartado?

-Si bien tiene razón, pues en la cima de esta montaña estamos muy lejos de todo pueblo, la fe de los hombres es tan fuerte que les da lo necesario para acercarse a nosotros.


Siguieron avanzando. Las estrellas esa noche brillaban con intensidad, El Poderoso no tuvo que contar, pero sabía que veía exactamente sesenta y cuatro destellos, junto a la luna, y pensó, inevitablemente, en Draamen de La Noche. Sonrió de nuevo. Tras él, Prestigiar y Enaltecer parecían sonreír también.


-Sus animales pueden pasar la noche aquí- dijo el monje, señalando una suerte de celda con aspecto de establo.


Zauber alzó una ceja y su sonrisa desapareció. Las bestias negras observaron al locutor durante unos segundos, luego, simultáneamente le dieron la espalda y caminaron hacia su dueño. Jonas tosió con suavidad, sabiendo que había cometido un error, pero siguió caminando tranquilamente hacia la habitación que facilitaría a Zauber, un gran cuarto cercano a la iglesia. Todos se dirigieron a aquel lugar. Los demás monjes, que murmuraban dudosos de que la decisión de recibir a Zauber fuera buena, se disiparon, volviendo a sus labores. Estaban atemorizados por la presencia de El Poderoso.


Finalmente se hallaban en la gran habitación, entre la iglesia y el almacén de alimentos y bebidas. Zauber se sentó en un gran sillón, Prestigiar se acostó a su lado, pero Enaltecer se mantuvo de pie, al otro lado de su amo. Los tres seres observaban fijamente a Jonas, con ojos que no parpadeaban nunca. Sus miradas eran oscuras y pesadas, parecían quemar almas, congelar espíritus. Jonas no titubeó nunca, no tembló ni dudo. Buscó una botella de vino y sirvió a Zauber, que, tomando la copa, notó que le habían servido un producto de mala calidad. Sonrió nuevamente y pidió que le trajeran del almacén un mejor vino.


Sin embargo, el monje contestó con firmeza:


-No tengo la llave, el prior duerme y sería inconveniente despertarle.


La sonrisa de Zauber abrió paso a unos perlados dientes blancos. El Poderoso observó por unos segundos a Jonas. Parecía que todo se había congelado en el tiempo. Entonces el huésped acarició su bolsillo mientras señalaba:


-Las llaves están en ese rincón, tómelas, abra el tonel que está a la izquierda y tráigame vino.


El monje dio un paso atrás y observó nerviosamente el tonel que estaba al otro lado de la habitación. Luego regresó a su firme posición y, con una gota de sudor cruzándole la frente, dijo:


-No tengo permiso, señor.


Zauber sonrió más ampliamente, Prestigiar se acomodó para dormir, Enaltecer le dirigió una mirada hostil al monje y luego imitó a su compañero. El amo de las bestias, indignado por la falta de nobleza y generosidad, juró:


-Verás cosas que te asombrarán, y te arrepentirás, oh, hermano inhospitalario.


El monje torció su rostro en una mueca de confusión, giró sobre sus talones y se marchó sin decir nada más.


Zauber terminó su copa de vino.





A la mañana siguiente, a primera hora, El Poderoso, molesto e iracundo, salió de la habitación y se marchó sin saludar o despedirse de nadie. Pero, al llegar a las blancas puertas principales, luego de que sus animales salieran, miró hacia la iglesia y supo que tras ella había un modesto cementerio, entonces admiró la perfección del lugar. Sonrió nuevamente y sacó de una de sus mangas una pequeña bola de cristal, cuyo interior mostraba tumultuosas nubes blancas y negras, que danzaban en violentas espirales. Zauber la hizo girar sobre la punta de su dedo índice durante unos segundos, mientras susurraba unas palabras inaudibles, luego, simplemente la dejó caer sobre la tierra, quebrándose y dejando salir un denso humo negro.


El Poderoso dio media vuelta y salió del convento, cerrando tras de sí las puertas, que se habían vuelto negras como la muerte. El resto del recinto adquirió fugazmente el mismo tono oscuro. Adentro se escucharon gritos, pero ya Zauber montaba su caballo y se alejaba.






Para cuando El Poderoso llegó a la base de la montaña, ya no había nadie vivo en el Negro Convento, excepto un demonio: Obelisco El Atormentador.


Día y noche la criatura causó terrible estrépito, trastornándolo todo. Y nadie más pudo volver allí jamás.






BlackJASZ

2 comentarios:

  1. Me encantó este cuentooo!!! Amo como escribes!!! =) Orgullosa de ti amor!

    Att. Rebe! =)

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  2. xDDD me gusto muchisimo! pero su actitud fue muy confusa para mi!!! quiero conocer el enlace entre draamen y zauber!!

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