martes, 23 de noviembre de 2010

LA PROMESA: LA LEYENDA DE ZUBERI - 16

Capítulo 16: De Cómo El Verdugo Saboreó La Victoria

-¿Cómo llegaste aquí, Abrafo?
-Sencillo: cuando sané, volví al mirador del cielo. Mataste a Bbwaddene, ¡infeliz! ¿Pero, cómo pudiste matar a Agwang?- le preguntó con enojo-. ¡Era tu madre!

Zuberi se sintió aturdido. Al instante cuestionó:

-¿Cómo lo sabes?
-Sé más de lo que tú puedes imaginar. En fin, cuando liberaste a tu padre él te envió aquí, así que salí a través de la arena de la cueva por la que tú llegaste, aquella que sirve de tumba a Nawvlee. El resto fue simplemente seguirte hasta aquí.
-¡Desgraciado!-rugió Zuberi.

Abrafo rió y luego mostró un hacha de gran tamaño que portaba en su espalda.

-Es hora de ponerle fin a esto- declaró.
-¡Basta!- gritó Amara desde lo lejos, al tiempo que se acercaba a Abrafo.
-¡Vaya! Miren quien está aquí. ¿Tu eres su prometida?- preguntó irónicamente el invasor, antes de burlarse.
-Así es, soy yo.
-¿Por cuánto tiempo te busqué?- le preguntó el verdugo-. Y aún sigues siendo la misma.

Zuberi se sintió aún más confundido, y quienes discutían lo notaron, así que su enemigo le dijo a ella:

-¿Por qué no le cuentas a tu enamorado toda la verdad? Sucia mentirosa.
-¿Amara?- preguntó el joven guerrero.

Ella le observó con ojos tristes y arrepentidos, mientras él la observaba dubitativo, interrogativo. Finalmente ella abrió la boca para explicar, al tiempo que el verdugo se mofaba de la situación:

-Yo te amo, Zuberi. Pero tuve que esconderte muchas cosas todos estos años, por mi seguridad y la tuya. Temía por tu vida en tu viaje, porque sabía que probablemente lucharías contra Abrafo y muchas otras encarnaciones muy poderosas. Las conozco a todas, incluso conocí personalmente a La Luna, La Noche y a El Sol. Esto es porque...

Interrumpió la explicación, tomó aire y tocó su frente, luego prosiguió:

-Yo también soy una Encarnación.

Zuberi abrió los ojos, impactado. No podía creer lo que había escuchado. Intentó preguntarle sobre el tema, pero su boca no emitía ningún sonido.

-Así es. Soy la representación de "La Gracia", de la Quinta Visita. Abrafo era mi esposo.

Su enamorado calló arrodillado sobre el suelo. No quería aceptar aquella situación, pero las carcajadas del verdugo denotaban que todo era cierto Vio lágrimas surgir de los ojos de Amara y supo que no quería escuchar más, pero no la interrumpió tampoco. Entre sollozos ella continuó hablando:

-Al principio, él era bueno conmigo. Pero se volvió una bestia. Intentaba golpearme a veces y me gritaba constantemente. Llegué a temerle. Luego supe cosas horribles y espantosas. Lo descubrí engañándome con Kamaria, ¡tu madre, Zuberi! Con ayuda de Bbwaddene ejecutaron un plan sucio y traicionero como el mismo Abrafo: capturaron y encerraron a Asita, El Sol. Creo que La Luna le hizo sentir triste y débil usando su hipnosis, por lo que no pudo salir de su cárcel hasta tu llegada. Yo huí en cuanto se desató el desastre. Me escondí durante tanto tiempo... Incluso mi perla despareció. Luego de eso decidí unirme a una tribu, entonces encontré tu aldea. Duna e Imamu decidieron aceptarme como parte de este mundo, a cambio de ayudarles en sus labores. El resto de la historia la conoces ya.

Zuberi sintió que su cabeza estallaría. Eran demasiadas ideas juntas, cada una más terrible que la anterior.  Apretó un puñado de tierra para descargar la impotencia y la rabia. El verdugo le observó sonriente y luego dijo a la mujer:

-Te busqué durante años, Amara- explicó Abrafo con seriedad y aplomo, una vez que dejó de reír-. Pero no te encontré por ningún lado. Además, ese idiota de Ramla se negó a ayudarme. "Lo tengo prohibido", repetía una y otra vez. ¡Inútil! ¡Y tú! Sólo eres una tonta más.
-¡Te odio! ¡Te odié en aquel entonces y aún te odio ahora! Eres un cruel traidor y nunca dejarás de serlo. Seguramente tú y Kamaria aún mantienen su relación a escondidas.
-¡Es correcto! ¡Y es una estupenda amante!- dictaminó, sonriéndole a Zuberi nuevamente.
-¡IMBÉCIL!- gritó la joven.

El representante de La Fuerza se levantó rápidamente, empuñó su espada y caminó hacia Amara, a la que le susurró en el oído:

-Tú jamás fuiste quien yo creí que eras. Llamas "cruel traidor" a esta asquerosa rata, cuando tú traicionaste mi confianza y mi amor por ti. Mentirosa.

El odio en su voz hizo que la chica llorara con mayor estridencia aún. Luego, Zuberi vió a Abrafo a los ojos, e iracundo, apretó el mango de la espada. Se acercaron el uno al otro y comenzaron a luchar. Ambos eran mucho más poderosos y ellos lo notaron de inmediato. Saltaban chispas de sus armas cada vez que se estrellaban.

-Ahora que luces una perla en tu frente como nosotros, ¿qué encarnación eres? ¿El Desastre? ¿El Caos?- se mofó La Muerte.
-La Fuerza- respondió el joven.

Siguieron peleando. Zuberi se agachó para esquivar un corte hacia su cara y contraatacó lanzando una estocada, pero Abrafo saltó hacia un lado, luego intentó cortarle un brazo a su contrincante, que se desplazó hacia atrás y luego le propinó a La Muerte una patada en un costado. Éste tosió unos segundos, mientras se alejaba, iracundo. Zuberi sonrió y luego fue a atacarlo nuevamente, pero su enemigo agitó su hacha fuertemente hacia él, que tuvo que contener el ataque usando de escudo la hoja de la espada. El impacto fue tan grande que lo sentó en el suelo, dándole tiempo a Abrafo para lanzarle otro corte hacia la cabeza, que Zuberi detuvo con el dorso de su espada, y varios segundos se mantuvieron así, forcejeando. El arma del semi-demonio comenzó a enrojecerse y a exhalar calor, hasta que pronto pareció arder.

-¿Te gusta?-preguntó el verdugo-. La hice con los restos de Gazini y de Nisnit, que fueron mi arma predilecta y la de mi hermano. Es el símbolo de nuestra venganza. ¿Mucho más poderosa cierto?
-Así es-afirmó Zuberi-. Pero esta espada es mejor.
-Se llama Kerneels, significa "Poderoso". Se la quité a quien la forjó: tu padre, el mismísimo Sol. Le dio vida a partir del hierro que corrió en la sangre de todos sus enemigos, los guerreros que enfrentó y los que llegaban a Las Visitas. Esto la convierte en un arma humano-espiritual. Se fortalece automáticamente con cada muerte que causa. ¡Incluida la de mi hermano!

La batalla se hizo más y más peligrosa para los espectadores, pues las chispas que arrojaban los choques de las armas se hacían cada vez mayores y más frecuentes. Esto llegó a tal punto que el pasto que había en el terreno, que estaba seco, comenzó a incendiarse y el suave fuego comenzó a propagarse lentamente. Aquellos que se habían limitado a observar de lejos, intimidados y asustados, corrieron para tratar de apagar las nacientes llamas.

La situación se había vuelto un desastre, y el combate estaba alcanzando una intensidad desorbitante. Cada vez se atacaban con más ira, con más emoción, y mucho más rápidamente. Se escuchaba zumbar el aire con cada corte que le hacían ellos, tratando de matarse desesperadamente. Zuberi se desplazaba de un lado a otro, procurando evitar la gran hoja del hacha, mientras Abrafo se abalanzaba sobre el joven, buscando acabarle. Los ojos de ambos ardían en pasión por la destrucción de su contrincante, haciendo que quienes les rodeaban empezaran a temerles. Aquello era la danza de la sangre, un ritual de defunción.

Pero pocos minutos más fue lo que duró tan descarriada batalla. La habilidad de Zuberi era un poco mayor que la de su contrincante, aunque Abrafo tenía mejor condición física, además, su rojizo cuerpo no tenía heridas gracias a su armadura, mientras que Zuberi sangraba por distintas partes de su cuerpo. Y fue esto lo que lo debilitó hasta que Abrafo logró causarle una herida grave en su tronco. El joven cayó arrodillado y abatido. Alzó la vista hacia su enemigo, que reía al sentirse victorioso. Él alzó su hacha nueva sobre su cabeza y se preparó para dejarla caer sobre su némesis, pero antes de hacerlo le preguntó:

-¿Reconoces esta situación? Le haré honor a mi nombre.

Cuando el verdugo dejó caer su arma, Zuberi pudo escuchar el zumbido del aire al ser cortado y a lo lejos a Amara gritando desesperadamente. Mientras el letal filo descendía fugazmente, observó a Abrafo a los ojos, y pudo sentir su euforia, aquella alegría que se siente al vencer a tu enemigo para siempre.




BlackJASZ

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