Hacía horas que la luna había salido en el campo. Muchos dormían apacible y vulnerablemente en aquella zona tan fértil, sin siquiera imaginarse lo que les había traído esa noche.
El oscuro silencio abrazaba a todas las casas, excepto a una. En ella un hombre entró en pánico al pensar en lo que se le avecinaba. Sus manos empezaron a sudar, sus piernas a temblar, su rostro se tornó lúgubre y tenso. Aquellos brazos fuertes y entrenados no le serían útiles después de esa noche... Y él lo sabía. Como única opción para sobrevivir, se remontó a un viejo hábito de la infancia: huir. Mas sus pies no reaccionaban, a causa del frío terror que los recorría. En su mente empezó a dibujarse una oscura figura acercándose a él, desde un horizonte desconocido para él. Era la encarnación de todos sus miedos. Dicha figura ardía en sed de muerte. Fue entonces cuando el hombre volvió a la realidad física, encontrándose a varios metros de su hogar, que más nunca sería su amado refugio.
La temperatura estaba por los suelos. Soplaba mucho más viento que lo que acostumbraba en esas tierras. Pero eso no evitaba que un hombre dominado por el terror corriera entre los árboles. La luna estaba llena y el cielo cubierto de hermosas estrellas. Sin embargo la noche no le parecía bella. Una raíz de gran tamaño se atravesó en su camino, pero él no conocía obstáculos. Su ropa empezaba a pegarse a su cuerpo, limitando sus movimientos como el frío a su respiración.
Finalmente se detuvo, estaba cansado. Su cuerpo sangraba y culpó de ello a las ramas inocentes que lo acariciaban. Se preguntó: "¿de qué demonios estaré huyendo?". Pero él sabía la respuesta, sólo que no podía asimilarla, no quería. Se sentó un momento en el pasto helado, intentando recuperar el aliento ya perdido. Escuchó un tranquilizante canto interpretado por grillos y búhos, y por un momento olvidó que su vida peligraba.
A varios metros de allí una fugaz sombra vigilaba cada uno de sus movimientos, y se alimentaba del horror que se reflejaba en el rostro de aquel hombre. Una risa tétrica, quizás inhumana, brotó de su garganta, y el hombre se estremeció y echó a correr como nunca antes lo había hecho. La figura le siguió. La persecución no era necesaria, pero sí divertida.
Paso tras paso, el hombre era conquistado por el miedo. Pronto vio a lo lejos un establo que estaba vacío y, por instinto, se adentró en aquellas oscuras y enormes puertas de madera. Cual feto en el vientre de su madre, el hombre se encerró en una caja, pero pronto supo que estaba atrapado de todas formas: la caja fue abierta y la figura a la que temía se había materializado frente a sus ojos (aunque aún no podía verla claramente).
A lo lejos se sintió cómo un grito casi animal desgarró el silencio de la noche.
Jhon McSerius despertó. El tren llegaba a su parada y el sol empezaba a asomarse en la distancia. Así tuvo la primera visión del precioso campo en el que su felicidad y tranquilidad se extinguirían, como lo acababan de hacer las luces del vagón.
BlackJASZ
JESUS!!!... para que veas me cree una cuenta solo para comentarte n.=
ResponderEliminarjejeje nop mentira era una obligacion para una materia n.nU
pero igual hubiese creado una para dejarte comentarios ^^...
me gusta mucho tu historia!!!
continuala que quiero saber que pasa!!!...
te quero un mundo!!!
adelante q yo sep q si se puede!!!
Minuet.
Me agrada la atmósfera de este capítulo, Jisus!
ResponderEliminarAl principio no estaba segura de cómo actuar ante la aparente paradoja de tu forma de escribir. Es decir, la adjetivación y los adornos que colocas para luego colocar una palabra como "jodido". Pero creo que me agrada, le da tu toque personal! n_n
Ahora que lo pienso...me recuerda a Stephen King! o.o
Excelente, Jisus! Más, más! n_n
jajajaja Sabes que m salio del alma! Muchas gracias por sus comentarios lectores.
ResponderEliminargrande negro!
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