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domingo, 15 de marzo de 2009
Pueblo de Cultos - Capítulo 6
El mercado estaba abarrotado. El pequeño Jhony se quejaba a viva voz del imaginario dolor en sus manos, causado por ordeñar vacas durante una semana sin descanso. Hacía mucho frío así que el sol era bienvenido en el pueblo. Las ventas se le daban muy bien a Dennis, sabía manipular a otros vendedores y compradores, así que sus acompañantes eran siempre innecesarios. De hecho a veces eran un estorbo para ella, esos citadinos consentidos no hacían más que pasear y ver qué podían comprar, en vez de usar ese dinero para conseguir alimentos o un bien-merecido regalo para una dama tan "encantadora y cariñosa", pensaba Dennis...
Ya se les agotaba el tiempo de vacaciones, y no habían vuelto a ver a aquel extraño vendedor y su mercancía. A pesar de los comentarios de la anciana, habían decidido comprarle a Alice aquella salamandra tan inusual. Padre e hijo quedaron impresionados con aquel extravagante artículo y no habían dejado de pensar en él. Sin embargo, aunque no lo volvieron a ver y recordaban que había dicho que estaba de paso, no perdían la esperanza de encontrarlo nuevamente.
Un hombre mayor se les acercó mientras compraban sal. En sus ojos tenía marcado un miedo intenso. Viéndolo agitado, Dennis le preguntó:
-¿Mike? ¿Qué demonios te sucedió? Te ves muy mal.
-Amiga, no encuentro a Clarisse. Esta mañana la llamé y no apareció por ninguna parte.
-¿No estará en casa de Kurt?
-¿Kurt? No, sabrá Dios a dónde se habrá ido ese idiota.
-No le digas así a tu yerno, es un buen muchacho.
-Lo que tú digas. ¿Has visto a mi hija o no?
-No, no la he visto en muchos días.
-¡Demonios! ¡Qué desperdicio de tiempo!
Y entonces aquel hombre se marchó, veloz como un rayo. El trío siguió tranquilamente con sus ocupaciones.
Media hora más tarde, se encontraron con un tumulto. La curiosidad les venció y se acercaron a ver qué sucedía. La gente se había juntado alrededor del puesto de venta de carnes. A empujones, Dennis, Jhon y su hijo llegaron hasta la primera fila, pero lo que vieron no fue agradable. El buen padre cubrió los ojos de su pequeño antes de que pudiese ver, pues frente a ellos se encontraba el cadáver de un hombre que conocían: Albert, quien amablemente ayudaba a cosechar en Aguas Claras, yacía en el puesto de venta como si fuera parte de la mercancía. Sus pies estaban atados a una viga del techo, sus brazos pendían libremente (con los dedos hacia el suelo) y su cuello goteaba sangre. Su cuerpo no presentaba cabeza. Aterrados, se salieron del tumulto.
Minutos después ninguno de ellos había dicho nada. Dennis, que era una mujer con mucha fuerza de voluntad y autocontrol, derramó una silenciosa lágrima. El pequeño niño le dio un abrazo para consolarla. Jhon alzó la vista y observó cómo una muchacha se escondía de su mirada. Era una chica hermosa y él no pudo ignorar ese detalle, le recordó a su esposa. El grupo ya no tenía intención de seguir en el mercado, así que regresaron a la finca.
La anciana mujer se encerró en su habitación y no la vieron ni en el almuerzo ni en la cena. El pequeño chico sintió mucha pena por ella, así que fue a visitarla en su encierro. Le llevó algo de comida y unas flores que le había recogido, pero Dennis se rehusó a mostrar su rostro. Aquella mujer realmente apreciaba a su ayudante, con quien compartía una íntima amistad y quizás algo más que eso... Después de tantos años juntos, y todo lo que habían vivido...
Jhon estaba muy fatigado, así que fue a tomar una ducha al aire libre, como hacían muchos en el campo. Poco después se agachó a recoger el jabón y al levantarse notó que a lo lejos una joven le acechaba desde detrás de una enorme roca. Siguió tomando su ducha, pero discretamente la veía tanto como podía, le intrigaba mucho. Pronto notó que era la misma que lo observaba en el mercado. Terminó de ducharse, se cubrió con una toalla y fue a buscar a la tímida muchacha, pero ella corrió hasta adentrarse entre espesos árboles, saliendo de su vista. El hombre regresó a la casa y continuó con su rutina, pero ya no sólo pensaba en su esposa y en la salamandra, sino también en aquella curiosa chica. En cuanto a ésta última, no sabía qué sentimiento predominaba: si curiosidad, interés o miedo.
Horas más tardes una oscura figura corría entre los árboles, buscando su presa con frenesí...
BlackJASZ
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o_o... Freakyyyy!
ResponderEliminarLa descripción del cadáver me recordó aún más a S. King!!!
Más!!!! *-*
Jajajaja gracias por el honor de esa comparacion :-P Aunque me estes llamando loco JAJAJA En unas horas publico el proximo capitulo!
ResponderEliminarque genial! awante negro!
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