miércoles, 25 de agosto de 2010

LA PROMESA: LA LEYENDA DE ZUBERI - 3

Capítulo 3: De cómo Zuberi se enfrenta a Nawvlee

Zuberi se echó hacia atrás, alejándose de la enorme bestia. Aunque no estaba asustado, a pesar de que no disponía de ningún tipo de arma para defenderse del monstruoso ser, se encontraba algo debilitado aún y no podía ver muy bien.

-Bien-susurró el joven-, si tengo que pelear contigo, tendrá que ser rápido.

La criatura arremetió contra el hombre, pero éste saltó hacia un lado, esquivándolo. La bestia exhaló un gruñido de ira y corrió hacia el joven. Zuberi volvió a apartarse velozmente.

-Esto parece un rodeo- se mofó mientras recuperaba el aliento.

Mas parecía que él no era el único con sentido del humor. En la coronilla de la bestia comenzó a aumentar de tamaño el magnifico par de cuernos, volviéndose cada vez más increíbles. La criatura se veía más mortífera cada segundo. Entonces ésta atacó al joven con sus mejoradas armas, cada vez más grandes.

El joven se agachó y rodó hacia un costado. Cada vez sus ataques eran más certeros, o más bien Zuberi se volvía más lento.

-Definitivamente necesito un arma- susurró, exhalando con dificultad.

La bestia detuvo sus estampidas y se irguió con aire triunfador. Sus cuernos seguían aumentando de tamaño.

-¿Y ahora qué?

El animal simuló sonreir y luego con lo que parecía una mano derecha con garras golpeó el suelo y de éste brincó un hacha con un mango bastante alargado. Entonces los cuernos dejaron de crecer y le salió una cola proporcional a su tamaño. Pronto de su boca emanaba rabiosa espuma.

-Esto no se va a poner nada bonito- se quejó Zuberi, colocando la antorcha en el suelo.

No tenía cómo defenderse de aquella criatura. Aún así alzó sus puños y se preparó para lo que pudiera suceder.

La bestia rió. Burlándose del hombre.

-¿De qué crees que te ríes?- preguntó Zuberi sin esperar respuesta alguna.
-Me caes bien- le respondió el animal con voz ronca pero resonante-. Eres bastante ágil y rápido. Pero eso no es suficiente, no sabes luchar.
-Ya era bastante sorprendente ver a una criatura como tú, pero además hablas. ¿Qué demonios eres?

El infernal ser rió en tono sarcástico y luego explicó:

-Tú mismo lo has dicho. Soy un Demonio.

Dio media vuelta y le señaló una perla negruzca en su nuca, luego le dijo:

-Esta joya ubicada aquí nos identifica. Todo Demonio la tiene. Mi nombre es Nawvlee. Mi hermano me mandó a llamar de La Tierra de los Muertos. Sabía que estaba aburriéndome allá, así que me trajo para jugar un poco. ¿Cuál es tu nombre, humano?
-Soy Zuberi. ¿Y se supone que estás jugando conmigo?
-Hasta ahora.

Sonrió y corrió hacia Zuberi, lanzando firmes hachazos contra éste. El joven se esforzó en esquivarlos como pudo, hasta que la pared evitó que se echara hacia atrás. Se agachó y el demonio dejó de batir el arma y le lanzó un zarpazo con las garras de sus patas, mas sólo le causó una pequeña herida en la mejilla derecha.

Nawvlee levantó el hacha y lanzó un fuerte ataque contra el hombre, pero éste se apartó y el arma quedó clavada en el suelo. La bestia no pudo sacarla, así que volvió a luchar con sus armas naturales. Zuberi lo tomó por la cola e intentó derribarlo, pero en ésta crecieron numerosas espinas de gran tamaño y el hombre se vio forzado a soltarlo. El demonio atacó con golpes, patadas, mordiscos y coletazos, y el joven sólo podía seguir esquivando, sin conseguir acercarse al único arma que había cerca.

-Aunque no podrías sacarla de allí, no te permitiré tocarla- comentó Nawvlee y rió mientras lanzaba más zarpazos contra el joven.

Logró hacerle una herida más en la otra mejilla y sonrió. Se detuvo y le dijo:

-Estás empezando a cansarte.

Pero cuando Zuberi lo vio detenerse, corrió hacia el hacha, Nawvlee intentó atravesarse, mas el joven le asestó un poderoso y certero golpe en el estómago, sentándolo. Tomó el hacha y tiró de ella cuanto pudo, y extraordinariamente consiguió sacarla de la tierra. Sin embargo el Demonio había logrado incorporarse y le golpeó fuertemente, enviando al joven lejos. Acto seguido, tomó el hacha del suelo y exclamó:

-Admiro tu fuerza. Es increíble. Lástima que aún eso no es suficiente. Ahora, debo matarte.

Una vez más elevó la pesada pieza metálica sobre sus hombros, la alzó todo lo que pudo, decidido a acabar con Zuberi, que permanecía tirado en el suelo, intentando levantarse.

-Nos vemos en un rato.

Pero justo cuando estuvo a punto de atacarle, sus cuernos aumentaron fugazmente de tamaño y perdió el equilibrio, cayó de espaldas y el hacha quedo clavada junto a él. Los cachos de Nawvlee continuaron creciendo y su peso no le permitió levantarse más.

Poco después, Zuberi consiguió ponerse de pie y se acercó al hacha.

-Vamos- susurró el humano-, un poco más y lo conseguiré.

Tiró del arma con todas las fuerzas que le quedaban y la arrancó del suelo. Luego se acercó lentamente al demonio y le dijo:

-¿Me dijiste que tu nombre era Nawvlee cierto? Eso significa "Gran Demonio". Pero pensándolo bien, "grande" sólo son los cachos que te pusieron.

Con mucha dificultad alzó el hacha y, usando el peso de la misma, la dejó caer, decapitando a la bestia gigante. El demonio desapareció y el arma quedó clavada donde estuvo su cuerpo. Zuberi se sentó sobre el suelo y agradeció su fortuna, aún sin entender porqué había pasado lo que pasó. Pero, ¿ya qué importaba? Nawvlee estaba muerto y el joven podría descansar. Apoyó su espalda contra el hacha y cayó dormido.




-¡Adwar!
-Abrafo- contestó alegremente la guerrera-, si vas a invadir mi terreno, al menos no llegues gritándome.
-¡Mujer estúpida! ¿Cómo te atreves?
-Te dije que no rompieras las reglas.
-¡No te debiste entrometer en mis asuntos!
-No. Son los asuntos de todos. Nada de esto habría sucedido si respetaras las reglas y no fueras un traidor.
-¡Voy a matarte!

Abrafo mostró su magnífica y poderosa espada y caminó velozmente hacia Adwar. Ésta no movió ningún músculo. Cuando el verdugo se dispuso a atacar a la mujer, apareció una figura femenina muy hermosa y lo interrumpió tomándole de ambos brazos:

-Detente Abrafo.
-No te entremetas, Malaika.
-Sabes que no debes luchar contra ella.

El hombre se soltó y guardó su arma. Luego las vio a ambas con odio y marchó fuera de la habitación de Adwar, mientras decía:

-Todos ustedes son iguales. Pagarás por lo que hiciste, Adwar. Ya verás...

Cuando se hubo marchado, la guerrera le habló a la recien llegada:

-¿Ahora está de moda salirse de sus lugares para irrumpir en el mío?
-Gwala me pidió que viniera- contestó Malaika.
-No me extraña viniendo de ese cobarde. ¡SAL GWALA!

Un hombre de armadura plateada se asomó desde la entrada, tímidamente, y dijo:

-¿Qué sucede, mi vida?
-Más les vale a todos dejarme sola, o los asesinaré. Éste es mi espacio.
-También es el hogar de Gwala- reclamó Malaika.
-¡FUERA LOS DOS!

Malaika desapareció y el hombre se escabulló entre las sombras.

-Vamos a ver de qué eres capaz, Zuberi- susurró Adwar mientras esbozaba una cruel sonrisa-. Aún te quedan muchas pruebas por superar.




BlackJASZ

lunes, 23 de agosto de 2010

LA PROMESA: LA LEYENDA DE ZUBERI - 2

Capítulo 2: De cómo se separan Zuberi y su amada Amara


-Basta ya de eso, amor.
-No, tú no entiendes. Debo partir.
-Claro que entiendo. No eres el primero, ni el último... Pero temo por ti...
-Basta. Ya lo sé. Pero estoy harto de discutir esto. Por eso mismo te pido que me permitas irme. Ya ha llegado el momento, es mi turno. El pueblo confía en mí.

Amara guardó silencio. Su prometido tenía razón. Para él esa misión lo era todo y ella no debía impedir que él luchara por alcanzar su meta, y después de todo, ella sabía que debía apoyarlo, así como sabía que ese día llegaría. Aquel hombre, alto y fuerte, de piel oscura y con un rasgo muy llamativo y especial en él: aquellos ojos claros, hermosos y verdes, probablemente únicos en el mundo, era todo lo que ella amaba. Él era muy cariñoso y la quería mucho, por eso ella lo apreciaba tanto, y en la misma medida temía perderlo.

-Anda, amado mío. Es tu vida.

Zuberi la observó callado por unos instantes. Luego respondió:

-No me gusta cuando reaccionas así.

Ella se mostró afectada, dio media vuelta y regresó a su hogar sin decir nada más.

-Amara... ¡Vaya mujer!-se quejó Zuberi.

El joven africano, como todos allí, siguió su camino, buscando a Imamu, el Guía Espiritual, quien al igual que todos en la tribu, era su padre, porque todos allí eran sus padres y hermanos. Lo habían criado juntos porque no sabían quienes eran sus padres y madres verdaderos. Una mañana había aparecido en medio de la aldea sin explicación alguna. Eso lo unía más a su enamorada, que según ella contaba, había llegado a la tribu con veinte años, sola y dispuesta a trabajar con la tribu si la aceptaban. Los únicos dos aldeanos que no tenían familia determinada.

Encontró a Imamu en el riachuelo más cercano que tenían. Allí estaba él: sentado en la tierra, casi desnudo, sosteniendo firmemente su especial lanza, sin abrir los ojos.

-¿Así que ya estás preparado?- le preguntó el anciano a Zuberi, sin mover casi ningún músculo.
-Sí. Pienso que ya estoy listo.
-Tal vez. Sólo dios lo sabe. Tú y yo sólo podemos asegurar que irás a andar tu camino, te has de cruzar con tu destino.
-Y pienso que ya es hora. Mas, no sé qué necesitaré.
-Nada. Todo te lo proveerá La Naturaleza.
-¿Y cómo sabré dónde buscar?
-Las puertas se abrirán solas para tí, si eres tú quien las debe cruzar.
-Está bien- respondió el joven, sin mucho convencimiento- Iré entonces.
-Recuerda: todos creemos en ti, muchacho. Eres nuestra esperanza.
-Sí. Lo tendré en mente. Adiós.

A lo lejos, Amara lo vió marcharse y susurró:

-Idiota, no te atrevas a morir...

Zuberi se alejó de todo lo que amaba, dejó la aldea, a todos sus padres y madres. Se fue sin armas ni provisiones, tal cual se lo había aconsejado "El Guía". Y así partió en la búsqueda de algo que sólo él podría encontrar. Sintió que por fin era su turno de marcharse a buscar su destino, así como otros lo habían hecho ya. Pero no tenía garantía de éxito. Entonces se sintió solo y abandonado, en medio del frío y oscuro desierto. Respiró profundo y se prometió en voz alta:

-Volveré a casa, y traeré el éxito conmigo.




Horas después, Duna, el gran líder de la tribu, reunió a su gente. Todos estaban dispuestos a escuchar la discusión  sobre la excursión de Zuberi. Cualquiera podía intervenir en la asamblea, pero nadie se atrevía a hacerlo. Nadie, excepto la prometida.

-¿Crees que volverá en bien?- preguntó la hermosa y joven Amara.
-Ni siquiera sé si volverá- respondió Imamu-. Es muy joven.
-Él es el más fuerte de todos- declaró Duna, líder de la aldea-. Jamás he visto a un hombre tan poderoso entre todas las tierras que he conocido.
-Nació para serlo- afirmó el sabio anciano espiritual-, así como nació para hacer este viaje. El tiempo dirá si ya está listo o no.

Ningún miembro de la tribu dijo nada, ni los numerosos padres, ni las incontables madres del joven. Amara observó al anciano, preocupada. Duna supo lo que ella quería saber, y como no se atrevía a preguntarlo, la duda la formuló él mismo:

-¿Y si no lo está?

Imamu meditó unos minutos, luego finalmente abrió los ojos y sentenció:

-Ya veremos- contestó seriamente el sabio Imamu-. Hay espíritus con los que ni yo me atrevo a tratar. Sé que esos serán quienes manejen los hilos de su vida. Pero él, como hombre miembro de esta tribu, debe ir a buscar lo que La Naturaleza le depara, cumplir la misión que le tocó y regresar con bien a su hogar. Es su obligación. Por el bien de todos.

La tribu entera calló. Todos sabían que esas condiciones no auguraban nada bueno para el joven más fuerte que alguna vez había pisado aquellas tierras. Desde que Zuberi estaba pequeño, "El Guía" supo que le tocaría enfrentar una vida difícil, quizá la más difícil de afrontar. Por fin se pondría a prueba al joven, y con el tiempo, si le era permitido, por fin regresaría para contar su experiencia. Pero si Zuberi fallaba, el pueblo entero moriría irremediablemente de hambre. Si aquel sujeto era incapaz de regresar la vida a la normalidad, entonces nadie más tendría la capacidad. Él era el indicado para aquella misión, sólo él y nadie más. Ya había quedado demostrado tras la desaparición de los antiguos enviados. Amara, recordando esto, rompió en llanto...

-Zuberi- susurró entre sollozos.




BlackJASZ

sábado, 21 de agosto de 2010

LA PROMESA: LA LEYENDA DE ZUBERI - 1

Capítulo 1 - De quienes "miran" y de aquel que es "mirado"


En aquellos tiempos todo estaba sumido en las tinieblas. Hacía años que el cielo había oscurecido, dejando a "Kamaria", "la Luna", siendo el único destello existente en las alturas. Los ancianos aseguraban que en otra época brillaba otro astro aún más grande y brillante que aquel que podían contemplar: le llamaban Asita, "El Sol".

Sin embargo la gente se había acostumbrado a luchar para sobrevivir bajo aquel manto nocturno, frío y con escasos alimentos, en el que se desarrolló la siguiente historia, protagonizada por Zuberi, el hombre más fuerte que alguna vez existió:




-Miren todos, ahí viene alguien.
-Ya era hora... Hace mucho que estamos esperando.
-Es joven, no puedes esperar mucho de él.
-Ya cállense todos.
-Al menos es buen mozo. Un moreno alto y fuerte. ¡Oh, tiene los ojos verdes! Y son muy hermosos.
-¡Basta!
-¡Qué amargada eres!
-Déjala, ella sólo se divierte cuando está gritando o golpeando...
-Es su naturaleza.
-¡CÁLLENSE DE UNA VEZ!

Las diez personas presentes, cada uno adornado con una hermosa perla en su frente, rieron amistosamente, excepto Adwar, "La Guerrera", cuyo mal carácter era impecable.

-Prepárense para recibirlo. Hay que darle una buena bienvenida- ordenó Adwar sonriendo malévolamente.
-Espera- exclamó una voz masculina desde las sombras-, quiero hacerle una prueba antes de que llegue a la "Primera Visita".
-¡Miren quién apareció- exclamó Adwar-! ¿Dónde habrás estado?. En fin, escucha: tendrás que esperar a tu turno.
-¿Mi turno?- preguntó el recién llegado, "El Verdugo" Abrafo- Esas son sólo tonterías. Puros tecnisismos.
-Abrafo- interrumpió Femi, la mujer más hermosa de todas-, son las reglas de nuestro líder.
-Ya él no es mi líder- reclamó Abrafo-. Dejó de serlo con su desaparición.
-Tal vez- aceptó Lesedi, la obediente chica rubia-. Pero de todas formas debes respetar sus órdenes.
-¡Tonterías!
-Yo soy la de mayor rango aquí- afirmó Adwar-. Y debes respetar mis decisiones, Abrafo. No rompas las reglas. Y si quieres pregúntale a Ramla qué es lo mejor.

Todos callaron para escuchar la sabia opinión de Ramla, que era más sabio que cualquier otro ser vivo:

-No debes romper el hilo natural de las cosas, o sufrirás severas consecuencias. Todos aquí lo sabemos muy bien.
-Basura. ¿Eso es todo? ¿Qué pasará si no te hago caso? Ah cierto, no me lo puedes decir. ¿Qué clase de adivino eres entonces?- espetó Abrafo con tono despectivo y burlesco.
-También todos sabemos que Ramla no puede hablar del futuro porque se lo prohibió El Líder- afirmó Adwar.
-Son todos unos idiotas- dictaminó el verdugo-. Sobretodo este homosexual que se cree adivino y la "guerrera" ésta...
-¡Basta ya!-gritó la bella Femi- Abrafo por favor no rompas las reglas y deja de buscar problemas.
-Mira, niña bonita...-comenzó a quejarse el verdugo.
-No discutas con el animal éste- le interrumpió Adwar-. Además ya es hora de movernos. Nuestro invitado se acerca. ¡Muévanse!

Todos se retiraron, dejando solos a la guerrera y a Abrafo.

-No confío en tí, hombre.
-Mujer, ¿aún crees que tengo algo que ver con la desaparición? ¿Un humano dañando a un espíritu tan poderoso?
-No eres cualquier humano. Además, tú eres un traidor. Estoy segura.

Abrafo rió con estridencia, burlándose de Adwar.

-Loca.

Y se fue a su posición. La mujer no se sintió ofendida, pues él era sólo un idiota y no debía hacerle caso. Entonces se retiró también, y "El Mirador de El Cielo", aquel lugar donde habían estado reunidos, quedó solitario.




Aquel joven, que había sido vigilado en secreto, estaba agotado. Llevaba más de una semana vagando en el desierto. Sólo y sin provisiones. Andando hacia donde su corazón le guiaba. Había sobrevivido hasta entonces gracias a la suerte que tenía.

-Sé que mi destino es realizar este viaje- susurró agotado-. Pero dudo que logre llegar a algún lugar en estas condiciones.

Cayó sobre la arena, que estaba tan fría que sintió que su piel se quemaba, pero no tenía suficiente fuerza para levantarse de nuevo. Cerró los párpados y pensó que no aguantaría mucho más. Pero entonces escuchó una delicada voz de mujer:

-Levántate.

Abrió los ojos y no encontró nada más que arena.

-Anda, levántate- le apoyó la voz, dulce y melodiosa como ninguna otra-. Falta poco.
-Demonios, debo estar alucinando ya.
-Tal vez. Pero lo que realmente importa es que sigas avanzando.
-¿Dónde estás?
-Levántate.
-¿Amara, mi amor?
-Levántate.

La mujer se oía distante, se estaba alejando. El joven hizo un último esfuerzo para ponerse de pie. Luchó como pudo y consiguió erguirse. Veía borroso. El cansancio era exagerado.

-¿Amara? ¿Eres tú? ¿AMARA?

Pero no había nadie por ningún lado. Pensó que alucinaba. Se sintió débil, pero sabía que tenía que continuar. Y así, casi muerto, siguió andando. Pero poco después volvió a caer. Se había desmayado.




Pasaron las horas y algo lo despertó.  Al principio no supo qué era, pero sabía que estaba frío. Su cuerpo ya había olvidado aquello. Abrió los ojos y se sorprendió:

-¡Lluvia!- exclamó.

Entonces se levantó, un poco más enérgico, y corrió. Amaba la lluvia, pero aquella arena al mojarse podría darle muerte en el estado en el que se encontraba. Si lo atrapaba el lodo no podría salir con facilidad. Corrió como pudo para encontrar un lugar más firme, o al menos, libre de peligro.

La lluvia aumentó torrencialmente y eventualmente el joven tropezó. Cayó en la arena lodosa, hundiendo así sus manos y piernas.

-¡Demonios!

Pero Zuberi era extremadamente fuerte. Así que se levantó como pudo y corrió más. Volvió a caer, y hundió también el rostro. Entonces algo aplastó su espalda contra el terreno, o más bien, lo jalaron desde dentro del mismo, supo que algo extraño lo atraía, una corazonada le decía que lo llamaba aquello que buscaba. No pudo respirar por unos segundos, mientras descendía.

Poco después, cuando estaba a punto de desmayarse nuevamente, terminó de atravesar la arena: cayó en una especie de cueva subterránea. Se lastimó un poco, pero estaba vivo aún. Sonrió y se sentó.

-Si esto no es suerte, no sé qué será- susurró entre la tos.

Pero estaba muy cansado para seguir andando, así que se quedó allí. Se sorprendió que no estuviera tan oscuro como debería estarlo, pero le alegró que así fuera. Alzando la vista descubrió que una antorcha ardía ante él

-¡Qué extrañó!

Y se acostó sobre el frío y duro suelo. "Después buscaré algo para comer", pensó antes de quedarse dormido.

Horas más tarde algo lo despertó, pero no fue lluvia, ni hambre. Fue un extraño y sonoro rugido.

-¿Y ahora qué?- preguntó y se levantó. Estaba mucho más descansado.

El ruido le había hecho olvidar el hambre que tenía, lo cual, de alguna forma, era lo único que lo debilitaba. Descartando el hambre, estaba en perfectas condiciones de nuevo.

De nuevo sonó el rugido, mucho más cercano que el anterior. Colocó su oído en el suelo, pero no escuchó nada. Mas al levantarse, un rugido lo dejó casi sordo. Tomó la antorcha, se dio la vuelta y descubrió que no estaba sólo.

-¡Demonios!- exclamó el joven, muy asombrado por lo que veían sus ojos:

Una enorme bestia rojiza, de grandes cuernos, colmillos y garras estaba a menos de tres metros del joven. Su boca babeaba, descubriendo su apetito a medida que se acercaba a Zuberi, lentamente...




BlackJASZ

jueves, 19 de agosto de 2010

LA PROMESA: LA LEYENDA DE ZUBERI - 0 (+ links)

Capítulo 0 - Prólogo


Inspirado en las magistrales obras de novelistas famosos, decidí hacer un intento por crear mi propio universo mitológico, pero a diferencia de Tolkien o King por ejemplo, yo soy un simple escritor amateur.


Intenté condensarlo todo para que no fuera un texto demasiado extenso y pesado, aunque por la cantidad de personajes se tornó bastante complicado, sobretodo porque cada uno tiene un grupo de características que lo hace único y especial. Además todos tienen su propia historia. Sin embargo esta novela sólo estudia las partes más importantes de la vida de los principales personajes.


El universo que creé se ve dividido en tres niveles principales:


-Tierra de Los Vivos: en ella es donde existe la vida humana, animal y vegetal. Es el mundo como lo conocemos, con toda su historia a lo largo de toda línea de tiempo real.
-Tierra de Los Muertos: se encuentra fuera del alcance de aquellos que pertenecen al área anterior, lo cual lo hace desconocido(al menos en esta novela). Este nivel está custodiado por Demonios, que son criaturas de múltiples formas y tamaños, extremadamente fuertes y veloces. Al caminar, en realidad no tocan la superficie del suelo, por lo tanto su andar no produce sonidos y les permite además desplazarse sobre cualquier terreno sin dificultades. Éstos son los guardianes que evitan que los muertos condenados vuelvan a la Tierra de Los Vivos.
-Sendero del Arjana(Sendero del Cielo), y El Arjana(Cielo): nivel habitado exclusivamente por criaturas de naturaleza divina. Ellas se encargan de manipular y regular los aspectos más importantes de la Tierra de Los Vivos. Gracias a estas criaturas, algunos seres humanos tienen ciertos dones, como la inteligencia y la suerte, mientras que otros simplemente no los reciben. Son ellos quienes marcan cuando ha de morir cada ser vivo y por qué causas. Poseen además muchas funciones más. Ningún ser vivo puede llegar en condiciones normales.

Este último nivel está habitado, por ejemplo, por Espíritus, como El Sol y La Luna, los cuales son aún más poderosos que Los Demonios. Cada uno tiene una habilidad especial que los define y diferencia de otros Espíritus, y además pueden adoptar forma humana. Al igual que los guardianes del nivel anterior, no tocan las superficies al caminar.


Bajo este esquema, he elegido la civilización africana como protagonista, ya que es considerada la cuna de la humanidad, donde esta historia se desarrolló hace muchos años. Así, los nombres propios que utilicé son reales y tienen cada uno su significado, como les irá explicando la novela misma, en el orden que consideré más apropiado.


En aquel entonces, el sol inexplicablemente desapareció del cielo, por lo cual las cosechas dejaron de rendir, los mares y ríos se secaron, y la vida entera sufrió a causa de este inexplicable incidente.


En medio de aquel caos, vivía una tribu africana(cuyo nombre no se especifica). Los habitantes que la conformaban tenían diversas creencias, una de ellas explicaba que los máximos Espíritus que regían la vida tomaban forma de perros y lobos gigantes, y por esto les llamaban Los Grandes Cánidos. Se creía que ellos tenían la respuesta a aquella situación.


En busca de recuperar el antiguo estilo de vida de la humanidad, aquel que era próspero y abundante en necesidades básicas, la tribu de aldeanos decidió enviar periódicamente a sus más poderosos guerreros, hombres y mujeres, quienes tenían la tarea de conseguir solución al trágico problema. Era una misión divina en busca del máximo honor, siendo éste el mérito más grande al que alguien podía aspirar.


Sin embargo, muchas generaciones habían fallado, y sus enviados jamás volvían. A ellos le dedicaban un deprimente funeral, en el que los asistentes reflejaban en sus rostros una extrema indiferencia: el honor lo era todo, por eso el fracaso era el peor castigo para los aldeanos.


Es así como la tribu decidió depositar toda su confianza en Zuberi, el hombre más fuerte que existió alguna vez...


Agradecimientos especiales a Sergio Perdomo: gran amigo, gran dibujante. La portada es obra suya.


Índice(enlaces directos):

Capítulo 0 - Prólogo
Listado de Personajes
Capítulo 1 - De quienes "miran" y de aquel que es "mirado"
Capítulo 2 - De cómo se separan Zuberi y su amada Amara
Capítulo 3 - De cómo Zuberi se enfrenta a Nawvlee
Capítulo 4 - De cómo Zuberi conversa con Ramla, El Adivino
Capítulo 5  - De cómo Zuberi conoce a Bahati y a Barasa. La Fortuna y Los Vicios.
Capítulo 5(B) - De cómo Zuberi abandona la Segunda Visita
Capítulo 6 -  De cómo Zuberi conoce a Femi y a Mirembe. El Amor y La Paz
Capítulo 7 - De cómo Zuberi aprendió a ver. La Cuarta Visita. Lesedi e Imoo
Capítulo 7(B) - De cómo Zuberi sale a la luz
Capítulo 8 - De cómo empezó a caer el "Mirador del Cielo"
Capítulo 9 - De cómo Malaika recibió a Zuberi
Capítulo 10 - De cómo Zuberi luchó contra Adwar
Capítulo 10(B) - De cómo fue el desenlace de la guerra
Capítulo 11 - De cómo Zuberi conoce a los "Grandes Cánidos"
Capítulo 12 - De cómo era el aliento de Bbwaddene
Capítulo 13 - De cómo Zuberi cerró los ojos
Capítulo 14 - De cómo Zuberi abrió los ojos
Capítulo 15 - De cómo Asita dejó de amar a Kamaria y de cómo Zuberi entiende su vida
Capítulo 16 - De cómo El Verdugo saboreó la victoria
Capítulo 17 - De cómo nació Zuberi
Capítulo 18 - Epílogo



BlackJASZ

sábado, 14 de agosto de 2010

Escritos Libres - No. 4: Unos pocos versos...


Palabras para el tiempo...

¡Oh, Cronos!
¡Padre de todo orden y desorden, responsable de tanto bien y culpable de tantos males!
Te culpase yo por lo que me haces, y me liberaras tú de lo que otros me causen.
Pero si bien no perdonas mis errores, me pagas curando mis dolores...
Aunque sí, destruyes mi cuerpo y mi rostro, me haces también mas sabio y menos tonto.
Tú que te llevarás algún día mi vida y borrarás mi esencia, no permitas jamás que desparezca de los corazones mi presencia...







Tan sólo unas pequeñas líneas para Tí

 

Toma mi mano, que aunque no puedas verme en la oscuridad, sabrás que estoy aquí contigo.
Abraza mi cuerpo, que aunque no pueda verte en la oscuridad, podré oler tu dulce perfume.
Besa mis labios, que aunque no pueda verlos en la oscuridad, podre probar la felicidad...

 



BlackJASZ
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